Lunes, 30 de diciembre de 2013 | Hoy
MATíAS ROSSI AUTOMOVILISMO
Fue el único piloto que peleó hasta el final todos los campeonatos que corrió.
Por Pablo Vignone
En una enorme variedad de aspectos se parece Matías Rossi al inefable Juan María Traverso, incluida esa relación de amor-odio que se gesta con el público. Como al Flaco, muchos idolatran a Matías pero no son pocos los que le profesan antipatía. Y aun así, esos detractores tuvieron que admitir, seguro que a regañadientes, que una vez más el Misil de Del Viso volvió a ser el mejor piloto de autos de carrera de la Argentina durante 2013. Con un agravante: este año se lo vio, incluso, más rápido que en temporadas anteriores.
Rossi fue el único piloto que peleó todos los campeonatos que corrió, hasta la última fecha. Se quedó con un título, el de SuperTC2000 (que ganó con sobrada anticipación), pero llegó a la carrera decisiva tanto en el Turismo Carretera como en el Turismo Nacional Clase 3 con chances de coronación. Una superior medida de éxito es apenas posible.
Pero además se extremó en su conducción, aguzó el pie derecho y sacó casi una decena de pole positions durante el año (cuatro en STC2000, cuatro en el TN, una en el TC) que lo pusieron al mismo nivel de Agustín Canapino y José María López, los otros pilotos top del automovilismo vernáculo, que a su vez mancan en frialdad y constancia respecto de Rossi. Mentalmente, no hay piloto más fuerte.
Apuntar, de paso, que fue uno de los volantes más ganadores del año, con cuatro triunfos en el STC2000, su auténtico feudo, uno en el TC y otro en el TN, es meramente un detalle. Lo interesante es que, por ejemplo, en el TC se subió al podio siempre en circuitos de más de 180 km/h de promedio, como Olavarría (donde ganó), Junín (donde fue segundo) y Buenos Aires (acabó tercero).
Lo que también emparienta a Rossi con Traverso es que nunca se cuida de decir lo que piensa. Frontal, su franqueza le granjeó durante el año más de una antipatía, sobre todo si el destinatario de sus dardos es una vaca sagrada de Chevrolet como Guillermo Ortelli.
Ese episodio en San Luis no sólo lo privó de una victoria más, sino probablemente de la carta más firme de que disponía para quedarse con el título que finalmente se llevó Diego Aventín. En un año tan controvertido para el TC, no haber ganado el campeonato, de todas maneras, poco hizo para arruinar esa consideración general, la de que Rossi corrió un escalón por encima de todos en 2013.
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