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Desde Sochi

La siempre difícil relación entre los directivos del esquí argentino y la familia Simari Birkner, icono del deporte invernal en el país, llegó al punto de quiebre en el cierre de los Juegos Olímpicos de Invierno, que acabaron ayer. Tras dos semanas plagadas de discusiones, declaraciones cruzadas y roces que pasaron de lo verbal a lo físico, el presidente de la Federación Argentina de Ski y Andinismo (FASA) emitió un inusual comunicado contra la familia que durante los últimos años fue sinónimo del esquí en la Argentina.

“Durante gran parte de los Juegos, varios integrantes de la familia Simari Birkner se dedicaron a criticar sistemáticamente a todos aquellos que en los últimos años han hecho un gran esfuerzo para gestionar el apoyo que les permitiese mejorar sus resultados con relación a los Juegos anteriores”, comenzó el presidente de la FASA, Matías Jerman. El directivo se refería a las críticas que Cristian Simari Birkner, el abanderado albiceleste en la apertura de Sochi 2014, y su hermana Macarena lanzaron contra entrenadores, compañeros y funcionarios del deporte argentino durante los Juegos.

En diálogo con DPA, Cristian Simari Birkner dijo que los entrenadores enviados a Sochi “no están a la altura de unos Juegos Olímpicos”, que los directivos fueron a “pasear” y los “quieren correr del medio” y que los esquiadores de la federación tienen “un nivel mucho más bajo” y “no se ganaron” la clasificación. Su hermana Macarena Simari Birkner denunció a su vez que el entrenador de su compañera Julietta Quiroga, el italiano Matteo Gatti, la “empujó muy fuerte” y “a propósito” tras una prueba.

Cansado de las polémicas, el jefe de la FASA quiso marcar un límite a las palabras cada vez más filosas de los Simari Birkner. “Dentro del mundo del deporte amateur argentino, pocos atletas han recibido tanto apoyo financiero, político y logístico como la familia Simari Birkner en los últimos cuatro años”, dijo Jerman tras detallar los miles de dólares y pesos que reciben los Simari Birkner en diferentes becas de Solidaridad Olímpica, de la Secretaría de Deporte y el Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Enard).

“A pesar de ello, la familia se dedicó a la crítica infundada y fortuita, creando un estado de tensión permanente en el seno de la delegación olímpica nacional, que impidió enfocarse en lo único importante: el rendimiento deportivo”, lamentó el jefe del esquí argentino, quien cuestionó además los “débiles” logros de los Simari Birkner. “Los resultados obtenidos por los corredores de la familia Simari Birkner en Sochi constituyen una débil e incongruente plataforma para hacer cuestionamientos, hechos además fuera de tiempo y forma”, añadió.

El enfrentamiento entre los Simari Birkner y la FASA se intensificó después de que los directivos decidieran apostar por competidores más jóvenes y no convocar a Sochi a María Belén Simari Birkner, de 31 años, quien presentó un recurso rechazado luego por la Corte Arbitral del Deporte (CAS). Cristian y Macarena Simari Birkner fueron entrenados en Sochi por sus padres, ambos ex esquiadores. Los otros cuatro integrantes del esquí alpino, incluyendo el primo Jorge Birkner Ketelhohn, practicaron en forma paralela con una estructura provista por la federación.

Durante la ceremonia de clausura de Sochi, el abanderado fue Sebastiano Gastaldi, que con 22 años puso fin a su primera experiencia olímpica. “Lo elegí por su conducta deportiva y extradeportiva en estas semanas”, dijo Mariano Giesso, el jefe de la turbulenta misión argentina en Sochi.