Lunes, 29 de diciembre de 2014 | Hoy
MILITO
Condujo a Racing al campeonato, tornándose el futbolista más decisivo del medio local.
Por Ariel Greco
“Sentí que era el momento para volver y devolverle a Racing todo lo que me dio.” Con esa frase, mientras la atención la acaparaba el Mundial de Brasil, Diego Milito formalizaba su regreso a la Academia, el miércoles 18 de junio. Atrás quedaban diez años de separación para concretar una brillante experiencia europea, primero en Genoa, luego en Zaragoza y por último en Inter, donde coronó su carrera con todos los títulos posibles, entre ellos la Champions League, con dos goles suyos en la final.
No era un momento sencillo para el regreso, en un Racing que había sido el peor equipo de la temporada 2013/2014, luego de culminar 19º en el torneo Inicial y 18º en el Final. Pero, a partir de su arribo, los refuerzos para el equipo que ya dirigía Diego Cocca comenzaron a llegar. El estreno no pudo ser mejor, con una cómoda victoria 3-1 ante Defensa y Justicia, un gol propio y la demostración de que su jerarquía seguía intacta.
Pero llegó el clásico ante Independiente y parecía que el regreso soñado se transformaba en pesadilla. A pesar de su gol inicial, Racing cayó 2-1 y Milito se retiró en el primer tiempo con un desgarro en el bíceps: tres semanas afuera y el ciclo Cocca pendiendo de un hilo por sus declaraciones desafortunadas en la previa al partido.
Su recuperación coincidió con la reanudación del partido suspendido ante Boca. Y el “efecto Milito” resultó inmediato. Con su líder y emblema en el campo, Racing dio vuelta ese encuentro gracias a dos goles de Gustavo Bou e inició la levantada que lo llevaría a pelear el campeonato. El delantero jugaba, hacía mejores a sus compañeros y absorbía la presión para liberar al resto. Así, Racing encadenó un triunfo tras otro, y luego le ganó a River para superarlo en la tabla y depender de sus chances a dos fechas del final.
Dos goles en el 3-0 a Central y la figura de la cancha en el decisivo encuentro ante Godoy Cruz significaron su último aporte al título. En total fueron 6 goles en 17 partidos. Y de esa forma, 13 años después de la conquista de 2001, Diego Milito volvió a dar una vuelta olímpica con Racing. “Es la coronación de un sueño. No lo puedo creer”, alcanzó a decir tras el título. Así cumplió con creces lo que había prometido aquel miércoles 18 de junio.
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