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Lunes, 21 de julio de 2003

CONTRATAPA

En smoking al agua

Ian Thorpe, el mejor nadador de la actualidad, estrenó en el Mundial de Barcelona un traje especial que, según los cálculos, le permite incrementar su rendimiento en un 3 por ciento. Con ese traje ganó la medalla de oro en los 400 metros libres.

Por Fernando Castán y Manel Serras
Desde Barcelona

Los responsables de diseño y fabricación de prendas deportivas decidieron hace años entrar en el mundo de la natación y hacer trajes ultra rápidos, para ello han tenido que investigar qué es más rápido dentro del agua: la piel depilada o un traje.
Con motivo del Mundial de Natación, en estos días se suceden en la Ciudad Condal las presentaciones de los nuevos trajes de baño con los que las estrellas internacionales competirán en la piscina del Palau Sant Jordi, en Montjuich.
Las grandes marcas europeas y americanas, que acompañan estas presentaciones con la visita de sus campeones y campeonas del mundo, ya se han dado una respuesta: lo más veloz es un traje, el que “nosotros” fabricamos, se contestan.
Son estos trajes de una pieza que cubren la mayor parte del cuerpo y se asemejan más a los clásicos trajes de neopreno de los buceadores o de los surfistas que al traje tradicional.
Los diseñadores y expertos en materiales afirman que igual que la piscina influye por el agua, la profundidad o las corcheras, en las marcas, los trajes de baño se pueden convertir en un elemento decisivo en pruebas que se ganan o se pierden por centésimas o milésimas.
Además de las fibras que se usan en la fabricación, uno de los elementos que se tiene en cuenta es el de las costuras. El objetivo es que las mismas no afecten al movimiento del atleta y que sean unidireccionales y se sitúen fuera de la parte frontal del nadador, en su espalda.
Otros de los factores, en un deporte en el que todo está medido, el sueño, la comida, las horas, son el peso y el color. El primero por razones obvias, lo ideal es ser más ligero que el rival, el segundo por motivos psicológicos o por cuestiones de imagen o de estudios de mercado. Las estrellas de la natación, que en algunos casos como el holandés Pieter van den Hoogeband o el australiano Ian Thorpe, son estrellas mediática equiparables a los grandes futbolistas, son consultadas por sus patrocinadores por sus preferencias en cuanto a los colores de los bañadores.
Así, el holandés o el australiano han estrenado en el Sant Jordi lo último de lo último, hecho para ellos por sus sponsors. Sin embargo, otros, como la nadadora española de origen ruso Nina Jivanevskaia prefieren por comodidad no estrenar nada, ni siquiera el gorro.
Ante tanta técnica y diseño hay, como en todo, quien prefiere seguir los patrones clásicos que han inspirado a los nadadores en las últimas décadas: la cera o una buena maquinita para depilarse. Es una cuestión de gusto, como casi todo, y de dinero.
A Thorpe no le ha ido nada mal con el nuevo traje: ayer revalidó su título de campeón del mundo en 400 metros libres. El nadador australiano debutó con una medalla de oro y desmintió cualquier duda sobre su estado de forma, después de no haber podido entrenar bien durante el invierno debido a una enfermedad virósica.
La Jivanevskaia, la espaldista de 25 años, es una perfeccionista y, como todo buen campeón, está llena de manías. Una de ellas es que no quiere competir nunca con un gorro nuevo.
Su primer contacto con la piscina del Palau Sant Jordi la puso en guardia. “Es perfecta y muy rápida –comentó–. Pero el techo es tan alto que no logro encontrar las referencias.” Para los nadadores de crawl, que miran hacia abajo, esto no supone ninguna dificultad: ahí están los mismos elementos de siempre. Pero para ella, que nada de espaldas al agua, los referentes están arriba. Y no los encontró.
“Necesito saber con qué voy a encontrarme, con qué luz, qué tipo de gafas deberé utilizar, si oscuras o claras, e ir notando las sensaciones a las que voy a agarrarme cuando esté compitiendo”, agrega. Al igual que la mayoría de nadadores, Jivanevskaia es meticulosa en todo. “Se rasura las piernas a contrapelo y se quita toda la piel muerta para tener más sensibilidad al agua”, explica el seleccionador español. “Tiene una mentalidad fuerte y ganadora. Y sabe que, cuidando todos los pormenores, puede ofrecer un rendimiento del 200 por ciento en competición.”

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