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Por Juan jose panno

Todo Boca le prestó especial atención al clásico porque Independiente y River son dos potenciales enemigos en la carrera hacia el campeonato. Con el partido ya jugado vale preguntarse hasta qué punto estos dos equipos están en condiciones de disputarle el sitial de privilegio al líder.
Independiente, que con este empate sumó 8 unidades (2 ganados, dos empatados), quedó a un punto de Boca, pero muestra un nivel de juego muy inferior. Ayer empató casi milagrosamente en el último minuto, con mucha suerte, porque fue superado en toda la cancha en casi todo el desarrollo del encuentro, y porque el árbitro no cobró un penal que le hicieron a Salas. El cuadro de Ruggeri rescató un punto en medio de la oscuridad que enmarcó el planteo táctico, la actuación general y el rendimiento individual de varios jugadores. Jugando con tres en el fondo, que en realidad son cinco por el retraso permanente de los carrileros, nunca le encontró la vuelta al problema que les provocó en el primer tiempo la inteligencia y la habilidad de Ludueña. Al principio lo tomó Giménez, después se encargó Zurita, pero ninguno de los dos pudo evitar que el pibe de River manejara los hilos desde el andarivel izquierdo. Ni Islas, que dio demasiados rebotes –incluidos los de los goles– ni la tripleta Dudar-Franco-Olarra garantiza seguridad, y como los volantes pesan poco porque se repiten en el pelotazo, los de arriba quedaron muy aislados al punto que en todo el período inicial no generaron ninguna situación de gol. La entrada de Marioni, que participó en los dos goles, cambió el panorama, y permite alentar alguna expectativa a futuro. Con Marioni y con Hugo Morales, si se pone a punto, el equipo puede aspirar a otra cosa que a un milagro.
River, aunque está más abajo en la tabla (4 puntos, por 1 triunfo, 1 empate y 2 derrotas), viene mejor barajado. Ayer tuvo algunos puntos débiles en los laterales, pero mostró firmeza en los centrales y en los volantes de contención, y alcanzó momentos deslumbrantes del medio hacia arriba cuando se juntaron Ludueña-Cavenaghi-Salas-González. La bronca por el empate de última no borrará la sensación de resurgimiento que quedará instalada en los jugadores. Cuando se juega muy bien, como lo hizo el cuadro de Pellegrini de a ratos, se levanta automáticamente la autoestima, y eso permite esperar sin tantas urgencias que se den los resultados y despejar los nubarrones que quedaron tras las primeras tres fechas.
Por ahora, el único que puede empañar la chapa de candidato que viene lustrando Boca es River. Por ahora...