FúTBOL › EL TORNEO LOCAL YA ES RECUERDO
Todos hablan japonés
Por Facundo Martinez
El título del Apertura, que Boca obtuvo con una tranquilizadora anticipación, parece haber pasado prontamente al olvido, a juzgar por lo que los propios jugadores, el cuerpo técnico y, por supuesto, los hinchas boquenses anhelan al menos en lo inmediato: el último compromiso del año, el 14 de diciembre ante el Milan, en Japón, por la Copa Intercontinental.
En esta última semana, el plantel boquense comenzó a entrenarse con la pelota que se utilizará en ese trascendental partido, que es bastante distinta, más liviana, pero más fiel, a las que se usan en el país: la Finale, la misma con la que se juega la Champions League, y que el Milan conoce suficientemente.
Además, ya son varios los jugadores de Boca que están estudiando al Milan, un rival al que algunos llegan a comparar con su propio equipo: sólido atrás, con un mediocampo luchador y una delantera implacable, con el ucraniano Shevchenko en racha goleadora. Aunque esto último no se dio últimamente en Boca, ya que Bianchi no pudo contar al mismo tiempo con Iarley, Tevez y el Mellizo Guillermo, quien apareció recién frente a San Lorenzo tras haberse lesionado ante Chacarita, allá por la quinta fecha –cuarta para Boca, que había postergado su partido con Banfield– del torneo local.
El Milan, que ayer derrotó al Modena por 2-0 y ahora comparte con la Roma el liderazgo del torneo italiano, suele presentar un esquema parecido al que utiliza Bianchi, el clásico 4-3-1-2, aunque nombre por nombre los italianos llevan sin dudas la delantera: Maldini por Schiavi, Cafú por Perea o Jerez y Pirlo por Cascini, por dar sólo unos ejemplos. También habrá que esperar para ver cuál será el planteo de Bianchi, ya que no habría que descartar un 4-4-2, con un mediocampo combativo.
Pero el Boca de Bianchi tiene un plus, que lo ha hecho destacarse en los últimos cinco años, en los que obtuvo nada menos que ocho títulos, cuatro locales y cuatro internacionales: es un gran equipo y se tiene mucha confianza como tal. Los hinchas lo saben y por eso apuestan fuerte a la victoria propia; si así no fuera, no habría en las tribunas de la Bombonera tantas banderas japonesas como las que se vieron ayer.