FúTBOL › ENTRE CAPPA Y MERLO
Mostaza Fillol
Por Juan Jose Panno
Racing se asemejó tanto a aquel de Merlo, que hasta pareció advertirse cierta ronquera en la voz del Pato Fillol de tanto reclamarles a sus jugadores que mantuvieran el orden. Antes del partido, el lateral Andrés Orozco había ensalzado que ahora tiene el equipo para explicar el rendimiento general. Es casi un lugar común que en los paralelos que se trazan con este cuadro de Racing con relación al que dirigía Angel Cappa, se diga que éste de ahora está más armado y da menos ventajas. Lo cierto es que, en el Apertura, al Racing de Cappa Boca le hizo 4 y, en el Clausura, al Racing de Fillol Boca también le hizo 4. A esta misma altura del campeonato, con idénticos rivales, aunque invirtiendo la condición de local, al cuadro de Cappa le habían hecho 9 goles y a éste le hicieron 10. De aquél se decía que era demasiado abierto y por eso le metían muchos goles; de éste podrá decirse que se cierra demasiado, pese a lo cual lo embocan muy seguido. Lo del nuevo orden no termina de entenderse.
La primera pista sobre cómo iba a plantear el partido el DT la dio la salida de Mirosevic y la entrada de Torres. El chileno había jugado muy bien en el encuentro ante Vélez, pero se quedó en el banco para permitir un esquema con doble cinco y dos carrileros más preocupados por frenar la subida de los laterales contrarios que por desbordar. Racing, queda claro, se preocupó más por la suerte de Cuenca que por la de Abbondanzieri, y terminó pagando un precio muy alto.
Las precauciones que tomó el cuadro de Avellaneda fueron lógicas si se tiene en cuenta que lo esperaba Boca, en ascenso y descansado, pero el límite entre la precaución y el planteo mezquino, especulando con un error del rival, es muy finito. Justamente una casualidad le permitió marcar el 1-1 parcial, pero el conjunto de Avellaneda no aportó casi nada más en ataque y se limitó a formar un frontón para frenar las embestidas del rival. Pudo haber salido bien, es cierto, pero cuando Calvo metió ese fenomenal zurdazo, hacía rato que se caía de maduro el segundo de Boca.