Lun 17.05.2004
libero

FúTBOL › ABBONDANZIERI FUE EL MAS DESTACADO EN BOCA

Lo mejor, el Pato

Por Facundo Martinez

Boca no jugó bien ayer en la Bombonera; tuvo un arranque prometedor, pero su dominio duró poco más de media hora, hasta que Cavenaghi abrió el marcador con un buen cabezazo. Durante ese período, el arquero Roberto Abbondanzieri, que no tuvo nada que hacer en el gol y terminó como figura entre los suyos, había intervenido poco: le había tapado un mano a mano a Maxi López y también estuvo muy atento a un cabezazo frontal de Gallardo, tras un buen centro de López. En el complemento, el arquero volvió a ganarle a López y, después, se la jugó en una salida: llegó casi a la mitad del campo para frenar un avance en solitario de Cavenaghi.
Delante del arquero, las cosas funcionaban a medias. Sobraba actitud y faltaba juego y seguridad. López complicó bastante a Schiavi y a Burdisso, quienes durante la segunda etapa se desordenaron y arriesgaron más de la cuenta. Mucho tuvo que ver en esto la muy tonta expulsión de Calvo, que le pegó a Lucho González en la puerta del área de River y recibió del árbitro Pezzotta la segunda amarilla; antes de eso había hecho bien los deberes, ayudado quizás por las escasas subidas de Rojas. Con un hombre menos, todo Boca se desorientó y perdió el rumbo. El premio a las ganas se lo lleva, sin dudas, Clemente Rodríguez. ¡Qué ganas de empatar, de meter a los suyos contra el área de Lux! Eso sí, le faltó claridad en los pases y arriesgó varias pelotas que fueron contraataques peligrosos. El equilibrio marca Bianchi se había roto en pedazos.
En el mediocampo, ninguno estuvo con todas las luces encendidas. Vargas, por ejemplo, paró tres veces la pelota ayudándose con las manos. ¿Por impotencia? Tal vez. Es que Cascini parecía más preocupado en que los rivales, que acertaron protestando en grupo los primeros fallos, no le manejaran el partido al árbitro que en jugar la pelota segura a un compañero y, de tanto en tanto, detener a Gallardo. Y el pobre Cagna, que se quedó dormido en el gol de Cavenaghi, a quien debía marcar; para enmarcar la cara con la que se quedó mirando el cabezazo del goleador. Después, obrero y veterano, el capitán fue sacrificado para que ingresara Perea, quien hizo lo que pudo, metió y trató de empujar a sus compañeros hacia adelante. Otro hubiera sido el encuentro si Donnet le hubiera pegado bien, cruzado y fuerte ante la salida de Lux, cuando en el arranque Boca tuvo su situación más clara del partido. Después, no consiguió desequilibrar ni superar la marca de Rojas y Husain.
Lo peor de Boca fue la dupla atacante. Tevez, que iba a terminar expulsado por pegarle sin pelota a Ameli, jugó casi todo el tiempo de espaldas al arco, no gravitó ni se asoció bien con los suyos; otro superclásico errático. Barros Schelotto, que había arrancado bien, se subió al tren de las protestas, como Cascini, y terminó siendo perjudicial para Boca. Fue reemplazado por Cangele, quien sin tantas chances, las que tuvo las terminó mal.

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