FúTBOL › OPINION
¡Que empiece ya el Mundial!
Por Pablo Vignone
La Selección Argentina que le ganó a Perú no fue la que conquistó las Eliminatorias pasadas –ese equipo de vértigo ilimitado, vertical y profundo, aunque enloquecedor– ni tampoco el que ganó los Juegos Olímpicos –haciendo un culto del toque corto y la elaboración– pero que, más que estar a mitad de camino, logró aquilatar un rasgo acaso más trascendental que una victoria o un título intermedio. Logró el equipo.
Quizá por esa misma razón se generen, hasta con lógica, ciertos temores. Aprensiones vinculadas con una enseñanza que debió haber dejado la experiencia del Mundial 2002. La de que este equipo ha sido horneado antes de tiempo. Y que habrá que ejercitar dos años de competencia al más alto nivel para sostenerlo.
Los hinchas de corazón se acuerdan casi con dolor. Aquella Selección pre-Mundial había alcanzado un pico extraordinario de rendimiento el año previo a la magna competencia, sacando una ventaja fabulosa en la tabla sudamericana (para terminar ganándola con holgura). Entonces, como bien ha señalado Daniel Guiñazú, “Bielsa se dio por conforme, se casó con los jugadores, se enamoró de su planteo de juego y no ensayó nada; en Japón, el mundo se cayó encima del fútbol argentino”. El temor es que ahora se repita la historia.
Bielsa debe haber entendido la lección. Algunas cosas le quedan por ensayar: cómo armar la defensa de tres con cuatro o cinco jugadores verdaderamente titulares (Coloccini, Ayala, Samuel, Heinze, Milito) o cómo reinsertar a los históricos Verón y Crespo en un esquema en el que no parecen tener lugar (porque además este equipo que encontró le juega distinto). Incluso puede probar algún jugador que aparezca fulgurante de aquí al arranque del Mundial.
Pero este equipo tiene todo, hasta arqueros. Le sobran defensores de jerarquía, cuenta con volantes para todos los gustos (Lucho González para aquietar, Zanetti para acelerar), dispone de formidables usinas de fútbol y hasta de punteros, una raza que se suponía extinguida.
Por eso, el humilde pedido. ¡Que el Mundial empiece ya! Para no correr el mismo riesgo...
Nota madre
Subnotas