Por Daniel Guiñazu

Parece que la base está. Y que Marcelo Bielsa encontró con quienes construir la Selección desde aquí hasta el final de las Eliminatorias y, por qué no, hasta el Mundial de Alemania. Da toda la impresión de que el punto de partida, de ahora en más, será el equipo que se llevó la medalla dorada en Atenas, con los lógicos retoques de Ayala y Samuel en la defensa, Sorín como lateral por la izquierda y Aimar alternándose en el armado con D’Alessandro.
Históricos inamovibles como Zanetti y Kily González siguen teniendo cabida en el esquema. Pero otros antes indiscutibles como Verón y Crespo han perdido prioridad en la mirada del técnico. Sin ellos, la Argentina jugó un fútbol bueno –y muy bueno– en la Copa América, en los Juegos Olímpicos y en tramos del partido del sábado en Lima. Y a Bielsa no se lo ve resuelto a meter mano en la formación para hacerles un lugar, ahora que la generación Sub-23 se ha afirmado como columna vertebral y que el recambio post-Corea-Japón se ha terminado con aparente éxito.
Puede suceder que las ausencias forzosas de D’Alessandro, Tevez. Mascherano y Kily González les abran a uno y a otro las puertas de la titularidad para el choque del 9 de octubre ante Uruguay en el Monumental. Pero la realidad indica que, hoy, tanto Verón como Crespo son suplentes de lujo. Hace rato que para Bielsa dejaron de ser indispensables, llevan mucho tiempo sin jugar (Verón no lo hace desde el 6 de noviembre de 2003 ante Colombia en Barranquilla, y Crespo estuvo por última vez el 6 de junio pasado ante Paraguay), y la Selección se las ha arreglado más que bien sin ellos en estos dos meses de intensa actividad. De ninguna manera están descartados para lo que se viene. Pero volver les será muy difícil. Si antes eran los jóvenes los que debían insertarse a una camada de jugadores con dos Mundiales de experiencia y más de un lustro de fútbol europeo sobre las espaldas, ahora son éstos los que tienen que dar la pelea por recuperar su sitio. Mascherano, Tevez, D’Alessandro, Delgado, Lucho González y compañía se lo ganaron en la cancha.
Es una buena noticia que Bielsa haya resuelto la transición y ya tenga la base del seleccionado para los próximos dos años. Pero este logro no debería aquietarlo.