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Con las camisetas cambiadas
› Por Juan José Panno
Alfio Basile era uno de los pilares de aquel equipo de José del ‘66 y por eso los hinchas de Racing más veteranos lo recuerdan con cariño, mientras que los de Boca lo miran con recelo. Si el conjunto que dirige el Coco ganara todos los partidos como ayer, seguramente lo aceptarían un poco más.
Javier Villarreal nació futbolísticamente en Talleres, pero los de Boca lo sienten como propio. El volante que ahora está en Racing fue el que pateó el último penal, el definitivo, en la inolvidable noche de la semifinal de la Copa Libertadores de América en la que el equipo que dirigía Bianchi dejó fuera de carrera a River. Ayer casi mete un gol que seguramente no hubiera gritado. Pero todo Racing anda bastante callado.
Raúl Estévez es jugador de Boca, pero fue cedido a préstamo a Racing sin cargo y sin opción. Cuando se hizo el pase, los dirigentes xeneizes se olvidaron de poner una cláusula que le impidiera jugar contra Boca. En la semana le pidieron a Fernando Marín que recordara que eso habían acordado pese a que no había nada firmado, pero el gerenciador se hizo el gil. Estévez arrancó como para darle la razón a Bianchi cuando decía que se parecía a Corbatta (uno que jugó en Racing y Boca), pero terminó como Matuszyck, que también jugó en los dos clubes.
Marcelo Delgado, que era muy querido en Racing, también fue ídolo en Boca, donde ganó todo. Ayer vio desde el banco cómo la rompía Palacio y entró a reemplazarlo cuando al partido le quedaban pocos minutos. Intervino poco, pero en un contraataque estuvo cerca de confirmar aquello del palo y la astilla.
Diego Crosa no hizo mucha historia en su fugaz paso por Boca, y en Racing se lo recordará más que nada por todos los amagues que le hizo comer Agüero en el clásico de Avellaneda. Ayer, sin embargo, metió un cabezazo muy bueno en una de las pocas llegadas claras de su nuevo equipo.
Villarreal, Estévez y Crosa seguramente volverían corriendo a Boca si se lo propusieran. Delgado, por su parte, piensa más en los yenes que podría ganar en Japón y no en Boca (donde va al banco) ni en Racing (donde sería titular indiscutible). Basile y el Panadero Díaz tratan de acomodarse en el club de la Ribera, pero ya se sabe que su lugar en el mundo no es Boca ni Racing sino el boliche con los amigos, con un vaso de whisky en la mano.
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Con las camisetas cambiadas
› Por Juan José Panno