FúTBOL › UNA DECISION QUE RINDIO SUS FRUTOS
La teoría de los dos frentes abiertos probó ser exitosa
Por Ariel Greco
La jugada de Alfio Basile de apostar a ambos frentes le salió redonda. El equipo festejó dos títulos en cuatro días, ya había celebrado la Recopa y cumplió con aquella primera promesa de que los hinchas iban a conocer de memoria los once titulares. Sin embargo, esos éxitos no le allanaron de manera contundente su estadía en Boca, teniendo en cuenta que la gente todavía lo mira con desconfianza, más allá de que los cuestionamientos ya se disiparon, pero sobre todo por la particular actitud del presidente Mauricio Macri, que públicamente postuló a Diego Maradona como su reemplazante para junio.
Lo cierto es que, obviando las palabras del presidente, a Basile se le presentan seis meses, en teoría, mucho más tranquilos, como para disfrutar de su trabajo y no sufrirlo como hasta ahora. “Boca va a jugar mejor”, afirmó tras la conquista del Apertura Federico Insúa. Y en lo previo, la lógica indica que razón no le falta. Con el respaldo de los títulos ya conseguidos, Boca tiene la posibilidad de potenciar su fútbol. Con mayor adaptación de los más nuevos, con menos responsabilidades que cargar sobre las espaldas y con la posibilidad de la llegada de refuerzos de jerarquía como Fernando Belluschi, Basile contará con un poderío todavía mayor al que tuvo en este semestre.
Además, como Boca no está clasificado para la Copa Libertadores, puede focalizar su esfuerzo en el Clausura que, por el Mundial, cuenta con un calendario más apretado que nunca. Enfrente, sus rivales a priori más difíciles, River y Vélez, estarán compenetrados con el torneo continental, por lo que las chances del bicampeonato local resultan bien concretas. Y para un entrenador de tan larga trayectoria que el miércoles recién pudo celebrar su primer título en un torneo doméstico, la oferta que se le presenta no es nada despreciable.
Pero ese panorama tan relajado y favorable para la primera mitad de 2006, de pronto se complicó puertas adentro. Es que Macri sorprendió al declarar, y luego repetir, que el técnico ideal para dirigir a Boca después de junio era Maradona. En el medio de la definición de ambos torneos, el presidente le colocó la fecha de vencimiento a la gestión de Basile. Una versión que explicaría el comportamiento del empresario indica que el técnico habría advertido en su círculo íntimo que se iría del club, independientemente de los resultados finales en el Apertura y la Sudamericana. Y ante esa situación, Macri habría salido a dejar claro que contaba con un plan B, y no precisamente B de Basile.
Igualmente, por más interna presidente-entrenador que exista, parece muy raro que Boca sepa, con seis meses de anticipación, que va a prescindir de un entrenador que le dio tres títulos y que tiene todo servido para conseguir el cuarto. Salvo, claro está, que Basile diga bye.