Lunes, 11 de septiembre de 2006 | Hoy
FúTBOL
Por J. J. P.
Antes de la suspensión hubo un partido; medio, en realidad, si se considera el tiempo que duró y un poquito menos si la medida es el fútbol que produjeron los dos equipos. Gimnasia ganaba 1 a 0 porque Silva remató muy bien el penal que le había cometido Calvo a él mismo y no estaba mal porque en el balance de esos 45 minutos había generado un poco más de llegadas que su rival.
Troglio abandonó la línea de tres de otros encuentros y metió cuatro en el fondo, dos en el medio muy cerca de Gago y Marino (Escobar y Semino) y otros dos como carrileros con el objetivo primero de cortar los circuitos de creación a Boca, para pensar después en el abastecimiento de los dos grandotes de arriba, Silva y Guglielminpietro.
Boca, lo de siempre. Mucho juego por abajo, dominio de la pelota en largos pasajes del partido, pero en esta ocasión pocas llegadas porque Palacio pesaba poco sobre la derecha y porque Marino y Cardozo no estuvieron precisos en el penúltimo eslabón, cuando se trataba de darle la pelota a Palermo. El equipo del Coco Basile intentó por la vía del remate de media distancia más que otras veces, pero con poco éxito.
Un ex Boca, el Guly, fue el que más preocupación generó en el visitante. Metió un buen cabezazo, un lindo tiro cruzado y le bajó el balón a Silva en la jugada del penal. Guly corrió mucho, pero no fue el único; todo Gimnasia jugó el partido como una final, a veces extralimitándose en el juego brusco, por lo que varios jugadores se ganaron la amarilla.
Gimnasia ganaba 1 a 0 y, si mantenía su esquema de juego, podía haberse quedado con el triunfo y la gloria de quitarle el invicto y arruinarle la racha a Boca. No pudo ser. Muñoz lo impidió absurdamente.
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