Lunes, 16 de abril de 2007 | Hoy
FúTBOL
- Boca no pudo concretar en el primer tiempo la tremenda superioridad producida por el impacto anímico del gol de arranque y por la extraordinaria actuación de Riquelme, lujoso dueño de la pelota y permanente usina generadora de peligro.
- Las espectaculares atajadas de Carrizo sostuvieron en el primer tiempo a un equipo que mostraba muchas grietas y que sólo daba señales de vida con algunas gambetas de Rosales.
- La esperada reacción de River se tradujo rápidamente en la red y el partido cobró otra dinámica. En el ida y vuelta, cualquiera de los dos lo pudo liquidar.
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