Después de cuatro años sin clásicos, el clima en el estadio era sensacional, con 40 mil hinchas afiebrados por la pasión; pero venía cargado por los episodios violentos y confusos de la semana, que incluyeron el apuñalamiento de un hincha de Huracán el sábado durante un “banderazo” cerca del estadio. Durante todo el partido las dos hinchadas alentaron de manera emocionante, recuperando para el fútbol argentino un folklore extraordinario. Pero, tras el 1-1, los hinchas del Globo no querían irse del Gasómetro festejando el resultado, así que los de San Lorenzo tiraron un vallado policial para ir a encontrarlos en la avenida Varela. Pero la policía lanzó gases lacrimógenos y tiró con balas de goma, mientras los fanáticos arrojaron piedras. El saldo fue de seis policías heridos y la detención de cuatro hinchas de San Lorenzo.