Como la vida de Racing suele ofrecer hechos muy particulares, eso provoca que dentro del fútbol argentino el club de Avellaneda sea un país aparte. A lo largo de la historia, la institución atravesó momentos críticos, que lentamente le fueron ganando espacio a los de felicidad extrema. Y en este comienzo de 2008 la entidad transita un presente plagado de sorpresas. Más allá de que el equipo corre el riesgo hasta de perder la categoría, lo que se ve en la cancha con los jugadores es el fiel reflejo de lo significa involucrarse directamente con el primer campeón del mundo del fútbol argentino.

Los futbolistas ofrecen todo su voluntarismo en busca de un objetivo, y apenas hay retazos de un equipo. La diferencia de nombres que había ayer entre ambos planteles resultaba llamativa. La jerarquía de algunos integrantes de River estaba demasiado lejos de los de Racing. Solamente Maximiliano Moralez es el que puede entregar algo diferente. Un chico de 20 años. Demasiado poco para Racing.

Pero este club también se destaca del resto por el ser el único que está gerenciado. Y cuando parecía que los problemas se solucionarían mágicamente a partir de ese vínculo, el retroceso fue aún más grande. El título ganado en 2001, luego de 35 años, fue sólo una brisa renovadora en medio del temporal. En este mismo lugar puede ocurrir que el propio Reinaldo Merlo diga que dirigiría “gratis, con tal de darle una mano a Racing”, luego de iniciarle acciones legales a la empresa Blanquiceleste por falta de pago en su última etapa como conductor.

Racing transita sus días sin proyectos a futuro. El empate conseguido ayer en Núñez se tomó como “un gran resultado”, debido a que lo más importante que pretendía era no perder ante un adversario que acostumbra a superarlo con continuidad.

En lo alto de la tribuna visitante volvieron a estar esos hinchas que a esta altura ya realizan un acto de heroísmo. Ante un conjunto que no les da grandes satisfacciones, ellos permanecen alentando de manera conmovedora. Un momento destacado se dio a los 11 minutos del segundo tiempo. El partido era de bajo nivel técnico, y los visitantes insistían con “la gloriosa Academia”, para que la atención se trasladara a lo que sucedía ahí arriba. Esa gente, quizá la más sufrida de todas, fue la misma que reaccionó a tiempo cuando Racing estuvo cerca de cerrar sus puertas.

El calvario seguirá durante otras 13 fechas, y luego habrá que ver cómo y por dónde sigue el recorrido. El técnico Miguel Micó no tendrá muchas opciones para encontrar sistemas que provoquen el despegue milagroso. En ese sentido, alguien preguntó antes del partido de ayer contra quién jugaba River, y se escuchó “con lo que queda de Racing”. Era verdad: Racing parece ser el único que construirá su propio destino. Sí tendrá, seguro, a esos seguidores que hace años iniciaron una peregrinación hacia otro “país” un poco mejor.