El vestuario argentino estaba conmovido por la segunda medalla olímpica consecutiva. “No festejamos de la misma manera que en Atenas. Sabemos que el oro es más importante que el bronce, pero esto es muy grande, ganar dos medallas consecutivas es algo impresionante”, señaló Andrés Nocioni. “Vinimos con la mentalidad de una medalla. Lamentablemente se nos escapó el primer partido, si no, estaríamos en la final. Pero eso ya está olvidado porque tenemos la medalla de bronce. Es impresionante el partido que ganamos. Esto demuestra por qué somos Argentina”, señaló.

Para el entrenador Sergio Hernández, “el haber ganado la medalla de bronce en los Juegos con el mismo equipo significa mucho, más para una nación que no tiene una larga tradición de básquetbol. Estamos orgullosos de lo que hemos logrado”. Según el técnico, “lo único que faltó fue jugar la final, pero sabemos que la jugaron los dos mejores equipos: España y Estados Unidos”.

Según el cordobés Fabricio Oberto, “el equipo asumió que si perdíamos, nos quedamos sin nada. Todos jugaron con los dientes apretados, con muchas ganas y la medalla la merecemos más no- sotros. Todos hablamos y nos motivamos bastante”.

Luis Scola se refirió a la proyección de este logro. “Siempre que tuvo problemas esta generación los pudo solucionar. La gente se empecina en marcar dos o tres jugadores, pero siempre aparecen otros para definir los partidos”, explicó. “En algún momento todos estos resultados que estamos obteniendo van a bajar, porque tuvimos una camada que no es normal, no es la tradición de nuestro país. Hace diez años íbamos a salir sextos porque era un logro y ahora ganamos dos medallas olímpicas consecutivas.”

Uno que lo vio de afuera pero cuyo espíritu hizo mucho por el triunfo (ver aparte) fue Emanuel Ginóbili. “Estaba muy dolido por no poder jugar, peor anímica que físicamente. Pero se me puso la piel de gallina al ver lo que hicieron mis compañeros. Lo del Chapu (Nocioni) no lo puedo creer. Estaba en una pierna y presionaba como si fuese un pibe de 20 años. Lo de Delfino también, como Leo (Gutiérrez), que no había jugado un minuto en todo el torneo, vino y casi lo definió.”