Muy cerca del ingreso a las plateas en la cancha de Atlanta, por una puerta ahora bien reforzada en su custodia, Mauro Martín, el líder de la barra brava de Boca, ingresó detenido la semana pasada. En Humboldt 350 purga 16 días de arresto por trabar molinetes en un partido disputado en el estadio de Vélez. El juez porteño Ladislao Endre dispuso su detención en la cárcel que se abrió en instalaciones del club y que posee lugar para albergar a doce contraventores. Hasta ahora, el pesado de La Doce se transformó en el segundo arrestado (el primer fue un quinielero) que pasa por ese lugar, que supo ser la pensión de los juveniles que llegaban desde el interior, y su presencia en Villa Crespo obligó a aumentar las medidas de seguridad.

Martín está enfrentado en la interna de la barra con el sector del uruguayo Richard William Laluz y se alejó de Rafael Di Zeo desde que lo desbancó en la tribuna cuando este último fue condenado a prisión en el penal de Ezeiza. “Los muchachos (por los barras) le llevan comida al mediodía”, le dijo a este diario un hincha de Atlanta que conoce bien la intimidad del club.

Hasta el mes próximo, el gobierno porteño podrá seguir utilizando por contrato esas instalaciones para alojar contraventores. El vínculo es renovable por otro año. Además del centro de detención, Atlanta también comparte su sede social con la ciudad. Cuando el club quebró el 25 de septiembre de 1991, perdió ese edificio vecino a la cancha en Humboldt 540. El 28 de diciembre de 2006, algo más de quince años después, una ley de expropiación hizo posible que lo recuperara, pero a cambio de cederle al Estado una parte de esas instalaciones. El gobierno porteño pretendía montar allí un centro de capacitación para su propia policía. Pero se decidió finalmente por el predio donde se levanta la cancha de Social Español, su rival de ayer, donde hará funcionar la escuela de los aspirantes a uniformados.

Macri lo hizo posible. Abrió un centro de detención y una academia policial donde antes se respiraba deporte.