“En el desempate, cuando me fui detrás del árbol en el hoyo 18, sólo vi un lugar pequeño por donde tirarla y me la jugué. Por suerte me salió bien”, explicó Cabrera con respecto al momento de máxima tensión, cuando pareció que el sueño se derrumbaba. “Nunca pensé en perder el torneo, y me motivaron mucho los ataques de Mickelson y Woods, como así también la consistencia de Perry. Yo sabía que así como venían los birdies de ellos, también en algún momento llegarían los bogeys. Y finalmente así ocurrió. En el hoyo 17 sentía que podía ganar aun estando dos golpes abajo.”