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Lunes, 31 de agosto de 2009

FúTBOL › LA CARA NEGATIVA DE RIVER

Dudan todas las líneas

Los mayores inconvenientes están en el arco y en el cuarteto del fondo, por la falta de sincronización entre sus integrantes. En el medio, Paniagua todavía no se afirmó y arriba no hay continuidad.

 Por Adrián De Benedictis

La victoria sobre Chacarita le dio a River un poco de tranquilidad luego de una semana turbulenta, pero igualmente las dudas futbolísticas continúan envolviendo a todo el equipo. Y el sector donde mayores inconvenientes mantiene es el defensivo. El conjunto conducido por Néstor Gorosito recibió ayer tres goles, y en ninguno de los tres encuentros que jugó esta temporada pudo sostener el cero en su arco. Los hombres de la última línea no sólo no exhiben solidez, sino que además no son oportunos para cubrir los espacios cuando uno de ellos decide incursionar en el campo rival. Pero River también tiene carencias en el aspecto ofensivo, a partir de la falta de variantes para producir juego.

La dupla que integran Gustavo Cabral y Maximiliano Coronel no dio seguridad en ninguna de sus presentaciones. A partir de ahí, los laterales se muestran desorientados y no aciertan en el instante de adelantarse o quedarse en su zona. El técnico corrió ayer el riesgo de terminar el partido con tres defensores (Ferrari salió por Mauro Díaz), y la apuesta terminó siendo positiva desde el resultado, pero los rivales tuvieron más lugar para explotar el contraataque.

Coronel falló en la marca de Alustiza en el primer tanto de Chacarita, y luego el delantero le volvió a ganar la espalda en la jugada que terminó en penal de Vega. Encima, después de la incertidumbre sobre el arquero que jugaría ante los de San Martín, el propio Vega salió a destiempo a cortar un envío y Parra lo aprovechó para marcar de cabeza. Y si el triunfo no hubiera llegado, esa jugada podría haberlo sentenciado para el próximo duelo.

Como para agregarle otro elemento negativo, el paraguayo Miguel Paniagua no logra hacer equilibrio en la mitad de la cancha, y los volantes rivales se adueñan de esa zona con facilidad. De esa manera, River no ofrece respuestas confiables del medio hacia atrás, y así toda la estructura se resiente en mayor medida.

A su vez, la situación no es floreciente mirando hacia adelante. Si bien el equipo presentó ayer a sus tres creativos más importantes (Buonanotte-Ortega-Gallardo), las jugadas asociadas estuvieron ausentes. El jujeño no pudo conectarse con Gallardo, al igual que contra Banfield, y la pelota no llegó con pulcritud a los metros finales. En ese sentido, Buonanotte no pudo aprovechar su velocidad para desequilibrar, debido a que tenía que esperarla de espaldas a su marcador y sin espacios para recorrer.

Los juveniles Díaz y Villalba fueron los que pudieron cambiarle la imagen al equipo. El primero se ubicó como enlace natural y pudo aparecer con habilitaciones acertadas, y Villalba aprovechó una gran asistencia de Ortega para convertir el tercer gol. Pero esto puede ser precisamente un síntoma de que algo no funciona bien. Los más jóvenes tienen que aparecer en medio de un presente que los más experimentados no pueden resolver. Y no está claro si River lo disfruta o lo padece.

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- El juvenil Villalba remate ante del cruce de Echeverría. El chico fue importante para su equipo.
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