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Cuando parecía que River podía regalarle a su gente un triunfo ante el máximo rival en un año para el olvido, sobre todo por lo que exhibió el equipo en el primer tiempo, el plantel bajó su nivel en la segunda mitad y terminó repartiendo los puntos. En esa medianía, el arquero Daniel Vega fue el hombre que pudo sobresalir sobre el resto, seguido de cerca por el juvenil Diego Buonanotte.

El ex Chicago confirmó el alto nivel que mostró ante Huracán y fue decisivo en el complemento al tapar cuatro remates clave: dos ante Riquelme, el segundo de tiro libre, y otros ante Gaitán e Insúa. El único punto negativo de Vega fue un mal rechazo en un corner que terminó con un tiro peligroso de Rosada.

Un grupo de siete jugadores de River estuvo un escalón debajo del arquero, y entre ellos se destacó Buonanotte. El volante comenzó el juego con mucha movilidad, juntándose con Ariel Ortega y Marcelo Gallardo por la izquierda, y le cometieron –antes había acomodado la pelota con el brazo– el penal que falló el jujeño. Después no pudo incidir tanto cuando le tocó enfrentar al chileno Gary Medel.

El mediocampo de River funcionó muy bien en el primer tiempo. Precisamente, Ortega y Gallardo se encontraron con frecuencia para generar peligro en los últimos metros, y de esa manera les trasladaron muchos problemas a los marcadores de Boca. Encima, ambos tuvieron incidencia directa en el resultado, debido a que luego de aquel penal no convertido por Ortega, el capitán marcó el gol con un preciso tiro libre, en el que lanzó la pelota por arriba de la barrera para ubicarla al lado del palo. Gallardo jugó sólo 14 minutos en el segundo tiempo, con algunas muestras de cansancio. Mientras, Ortega aprovechó para provocar la expulsión de Cáceres, acusando un golpe que nunca llegó.

Los otros mediocampistas ejecutaron una gran tarea en la contención de Riquelme, ya que le impidieron que pudiera llegar con la pelota dominada al borde del área. Almeyda aportó entrega y sacrificio para recuperar la pelota y en el final sintió el desgaste por ese despliegue. Abelairas pudo desprenderse varias veces en ataque y estuvo cerca de convertir: primero remató por arriba del arco, luego no pudo ante el arquero y después estrelló la pelota en la base del palo. Domingo se ubicó sobre la derecha y no sólo se destacó en la marca sino que a los seis minutos tuvo una gran chance para marcar, pero no la pudo aprovechar. Domingo no pudo mantener la regularidad en el segundo tiempo, y así Riquelme se movió con mayor libertad.

Uno de los lugares donde River recuperó algo de tranquilidad fue en la zona central de la última línea. Cabral volvió al equipo y estuvo seguro y sin errores para controlar a Palermo, sobre todo en los envíos aéreos. En el final cruzó junto ante Chávez, que se preparaba para definir. Sánchez también ganó cuando salía a cortar lejos del área, y no se complicó con el goleador de Boca. Una infracción violenta hizo que le mostraran la tarjeta amarilla. Si bien Palermo terminó convirtiendo, ninguno de ellos dos tuvo responsabilidad concreta.

Ferrari comenzó con mucha participación para la marca de Gaitán y también ayudó cuando Riquelme se movía por su sector. Pero luego cambió su postura y, además de mostrar imprecisiones, no se ofreció como salida. Sin duda, el más flojo de la defensa fue Villagra. Con inconvenientes en la marca, se fue expulsado al minuto del segundo tiempo por un golpe a Gaitán. Para colmo, el chico Coronel ingresó para cubrir ese lugar y tampoco respondió.

Fabbiani jugó 13 minutos, ni siquiera pudo rematar al arco y generó más fastidio entre los hinchas. Mauro Díaz ingresó muy pocos minutos para tratar de tener la pelota, y quedó la sensación de que tendría que haber estado mucho antes en la cancha. River se despidió con la impotencia de lo que pudo haber sido y finalmente no fue.