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Lunes, 16 de noviembre de 2009

FúTBOL › EL EQUIPO DE AVELLANEDA SE APROVECHó DE LAS VENTAJAS QUE LE DIO SU RIVAL

San Lorenzo fue una sombra que iluminó a los rojos

 Por Juan José Panno

San Lorenzo, que quedó anímicamente machucado con la eliminación en la Copa Sudamericana, también se despidió de la remota posibilidad de engancharse en la definición del campeonato. Le queda la chance de discutir un lugar en la Copa Libertadores de América, pero si repite actuaciones como la ayer ni siquiera va a poder sumar algunos puntitos en lo que queda del torneo.

El equipo del Cholo Simeone extrañó a los ausentes (Romagnoli, Rivero, el paraguayo Torres y el uruguayo Pintos) y no pudo contar con los presentes (Romeo no pesó, Papu Gómez fue sólo insinuaciones y Juan Manuel Torres perdió demasiadas pelotas fáciles en el medio). Frente a este rival, Independiente produjo una de sus mejores actuaciones en el torneo, comparable con el segundo tiempo contra Vélez y el primero contra Racing.

Mostró seguridad en su arquero, consistencia defensiva y variantes ofensivas, además de contar con el mejor jugador de la cancha, Lucas Mareque, protagonista central en los tres goles de su equipo.

En el primer período, sobre todo, Independiente se paró ganador, mostró vocación ofensiva, ocupó mejor los espacios y dispuso de varias situaciones de gol. Jugó con un solo delantero neto, Silvera, pero todos sus volantes participaron en las jugadas que pusieron en alerta permanente al arquero Migliore.

El primer gol lo marcó Gandín después de un excelente arranque de Mareque, que continuó Mancuello con un buen centro y cerró el Chipi con un toque sutil. Antes, el equipo local había dejado constancia de su sed goleadora con un par de cabezazos (Silvera y Gandín) y un buen remate a 30 metros (Mancuello). La distancia entre los dos equipos había sido más amplia que lo que indicaba el resultado, pero recién se cristalizó en la red en el segundo tiempo. Después de las embestidas de San Lorenzo con ataques tan persistentes como desordenados, llegó la contra que le permitió a Martín Gómez marcar el segundo gol y ponerle freno a cualquier resistencia. El moñito lo puso Núñez en una jugada que encadenaron Mareque y Silvera, para delirio de los hinchas que no se preocuparon por analizar la fragilidad del rival y sólo piensan en el partido del sábado próximo contra Banfield.

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Abrazo de gol entre Andrés Silvera y Diego Simeone.
Imagen: Jorge Larrosa
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