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La identificación de All Boys con el barrio de Floresta es tan grande que casi es imposible hablar de uno y no hacer mención al otro. Por eso, este ascenso a Primera después de 30 años se disfruta en las calles de Monte Castro, Villa Mitre, Villa Devoto o Villa del Parque. Algo parecido ocurrió allá lejos en el tiempo, en 1972, en el anterior acceso al círculo privilegiado del fútbol argentino, con aquel conjunto dirigido por José Paladino.

Pero en All Boys existe un adicional respecto de los equipos de la institución: es condición indispensable para sus diferentes técnicos respetar esa filosofía de intentar jugar por abajo, de ser protagonista en cualquier cancha, de buscar la victoria, pero no a cualquier precio.

De ese modo, los hinchas memoriosos recuerdan formaciones o jugadores que no necesariamente se abrazaron a la gloria con títulos alcanzados. Como por ejemplo aquel conjunto que estuvo al borde de acceder a Primera en 1964, que perdió la final con Platense en cancha de San Lorenzo y que mostraba como figuras a los hermanos Pedro y Luis Medina.

O el elenco que sorprendió en 1974, ya en la máxima categoría del fútbol local, al liderar durante buena cantidad de fechas la zona A del torneo Metropolitano. En ese equipo estaban Epifanio Medina (volante ofensivo, máximo goleador en Primera con 60 conquistas), Valentín Sánchez o Angel Mamberto (mediocampista, luego DT), entre otros.

En 1984 irrumpió en Primera, con apenas 16 años, el máximo ídolo moderno del club: Néstor Ariel Fabbri. “Esto es All Boys, pibe. Acá no se puede jugar a cualquier cosa”, contó Fabbri que le dijeron apenas pisó el club, a cuatro cuadras de su casa paterna. Uno de los primeros entrenadores que tuvo en inferiores fue Romero, el mismo que festejó el título de 1972 como jugador y que condujo el equipo de la B Metropolitana a la B Nacional (2007-2008).