Para Christian Lucchetti, el superclásico significó una satisfacción especial. Hace exactamente una rueda, en el encuentro del Monumental, ni siquiera estuvo en la lista de concentrados, luego de haber protagonizado un confuso altercado con Claudio Borghi, el por entonces entrenador de Boca. En la previa al clásico, el arquero, que había atajado en todos los partidos sin haber respondido a las expectativas, cuestionó al técnico por los rumores sobre una posible sustitución, y Borghi resolvió no incluirlo ni siquiera entre los 18. Tras haber recuperado la titularidad en este certamen, el ex guardavallas de Banfield vivió su jornada más feliz en Boca. En el primer tiempo se lució al taparle un tremendo zurdazo a Román. Luego, en la segunda parte, controló una entrada de Pavone con el pie y simplificó con un manotazo al corner un buen tiro libre de Lamela. Y a lo largo del encuentro transmitió mucha seguridad, tanto en el juego aéreo como cuando sus compañeros lo buscaron para descargar hacia atrás y debió utilizar los pies. Así completó una tarea muy completa, justo cuando se debe definir su futuro. Al final del torneo, su préstamo de Banfield termina, por lo que Boca debe comprar su pase o negociar una nueva cesión. Con rendimientos como el de ayer, sus acciones se cotizan mejor.