River no logró exhibir su mejor repertorio a nivel colectivo, y fueron pocos los jugadores que pudieron sobresalir en la cancha de Boca. Uno de ellos fue el chico Erik Lamela, quien a partir de su técnica pudo organizar los circuitos ofensivos de su equipo, y hasta tuvo opciones para poder convertir un gol. Primero no pudo ante la presencia de Lucchetti, dos veces, y en otra su cabezazo se fue apenas arriba del travesaño. Pero, además del juego, Lamela mostró personalidad ante un rival y un escenario donde a muchos les cuesta prevalecer.

El resto del equipo no terminó de convencer. Pavone falló en lo que mejor sabe: la definición frente al arco. Encima no estuvo bien acompañado por Funes Mori. Los mediocampistas iniciaron el partido con participación activa y controlando la pelota, pero fueron perdiendo incidencia con el correr de los minutos. Para colmo el capitán Almeyda se fue expulsado por exceso de guapeza, en lugar de transmitir tranquilidad. La línea defensiva mostró desacoples que no sucedían anteriormente, y en el segundo tiempo se vio superada varias veces cuando Boca había elegido avanzar por la vía del contraataque.