“En mi país, Inglaterra, el automovilismo es muy popular, pero aquí es una cosa increíble. Cincuenta, sesenta mil personas en una carrera de autos. Es la tercera vez que vengo a los 200 Kilómetros, pero me sorprenden siempre.” El inglés Robert Huff, líder del Mundial de autos de Turismo, vino a correr para Chevrolet, y aunque el “Roberto Mouras” de La Plata no tuvo el mismo marco que suele tener el autódromo de Buenos Aires cuando se corren allí los 200 Kilómetros, el clima festivo volvió a impactarlo, al punto que protagonizó una de las mejores actuaciones de la carrera: tuvo que largar desde boxes y recuperó 18 posiciones antes de ser relevado por Agustín Canapino, el campeón del TC. Aunque se habló de 40 mil espectadores, cifras más lógicas situaron la concurrencia en 25 mil fanáticos, en una mañana soleada y más benévola que el resto del fin de semana lluvioso y muy frío. Si la carrera fue más o menos lineal, el frenesí de los cambios de piloto le dio algo de interés: los equipos más veloces tardaron algo menos de ocho segundos para sacar, por la puerta derecha, al piloto que venía manejando, e introducir casi a los empujones al relevo por la puerta izquierda. Antes de la largada, los campeones históricos del TC 2000 desfilaron ante el público sobre autos clásicos. “A mí me tocó un descapotable, me cagué de frío”, bromeó el máximo campeón de la historia de la categoría, Juan María Traverso, que luego dejó picando una frase: “La Plata tiene que tener todos los años una carrera de TC 2000, pero los 200 Kilómetros hay que correrlos en Buenos Aires”.