Lunes, 27 de agosto de 2012 | Hoy
FúTBOL
- La presión que ejerció Lanús. Fritzler y Pizarro en mitad de cancha ahogaron constantemente al mediocampo de Racing, que no pudo generar juego, mientras que Pereyra y Benítez obligaron a los defensores a salir con pelotazos sin dirección alguna.
- El talento de Centurión. Dentro de un partido opaco, que tuvo más patadas que buen fútbol, las pisaditas y gambetas de la joven promesa de Racing sirvieron para sacarse las lagañas que produjo un encuentro tan malo.
- La escasa generación de juego. Ni Racing, por intermedio de Camoranesi, ni Lanús, a través de Pizarro y Pereyra, consiguieron armar una pared, una triangulación y mucho menos dejar mano a mano a los delanteros.
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