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Por G.V.

La economía de River volvió a ingresar en una etapa de calentamiento. Hoy, tal como vienen barajados los números, el ejercicio en curso que finaliza el 31 de agosto arrojaría déficit y aumentaría el pasivo de 34 millones de pesos que tuvo el balance anterior. La solución para revertir esa tendencia sería continuar con la recurrente política de vender jugadores. Y el club, como ha sucedido casi siempre, tiene la materia prima indispensable: Andrés D’Alessandro y Fernando Cavenaghi son los principales y más valiosos candidatos a ser transferidos. A varios empresarios se les extendió un poder para colocarlos en el fútbol europeo.
Las dificultades económicas ni siquiera se resolverán con la venta concretada hace tiempo de Martín Demichelis al Bayern Munich de Alemania. Y es que River todavía no recibió dinero por ese pase –ingresará recién el 31 de julio–, con un detalle adicional: cuando se acordó el traspaso del defensor, el dólar estaba a 3,30 pesos y hoy oscila en los 2,75, por lo que la caída de la divisa le hará perder al club una cantidad de dinero considerable. Además, los dirigentes debieron contratar un seguro para que continuara jugando en la Argentina y eso también suma (o resta).
De ahí que los objetivos económicos fijados para la próxima temporada sean más bien módicos. Si llegan refuerzos, será en determinadas condiciones (como Fernando Crosa, el ex defensor de Newell’s que quedó libre), aunque antes habrá que vender, una vez más, las joyas de la abuela. Como un pequeño consuelo, quedó el hecho de que una sanción solicitada por el Fenerbahce de Turquía contra River fue desestimada en el seno de la FIFA. El ex club de Ariel Ortega –quien sí fue castigado a pagarles a los turcos algo más de 9 millones de euros– había considerado que no sólo el Burrito se había comportado mal. Puede inferirse entonces que, de ahora en adelante, a River le resultará muy difícil colocar jugadores en aquel mercado donde abundan los euros.