Lunes, 21 de septiembre de 2015 | Hoy
FúTBOL › SAN LORENZO Y RACING PUSIERON EN JUEGO ALGO MáS QUE TRES PUNTOS
Por Miguel Hein
Las derrotas en los clásicos ante Independiente y Huracán pusieron a Racing y San Lorenzo ante una semana complicada. Hubo que digerir los traspiés más dolorosos de cara a la hinchada y preparar dos partidos clave: el de cuartos de final por la Copa Argentina y el que jugaron anoche, fundamental en las aspiraciones en el torneo de Primera División.
Diego Cocca y Edgardo Bauza llegaron al final de ambas competencias con realidades bien distintas en sus planteles. Entre los de Boedo sobresale una sangría que diezmó aquel equipo que conoció la gloria el año pasado con la obtención de la Copa Libertadores. A las ventas (Piatti, Correa, Gentiletti, Verón) se agregaron lesiones como las de Romagnoli y Barrientos (y anoche la de Blanco), encargados de crear juego, a partir de la siempre rendidora dupla Ortigoza-Mercier en el trabajo de contención y distribución de la pelota. Prueba y prueba el Patón para encontrar los intérpretes para reemplazar esas bajas, aunque a falta de individualidades buscó soluciones en esquemas (criticados por su mezquindad, pero defendidos por Bauza como “fútbol táctico, serio”) que le hicieron hilvanar las victorias que lo depositaron en esta posición expectante en el campeonato local y avanzar en la Copa Argentina hasta los cuartos en los que lo encerró Racing. A partir de la evaluación de esta buena actualidad que cimentan resultados como el de anoche, directivos y entrenador seguramente dibujen un perfil que asegure un futuro en el que San Lorenzo siga peleando todo.
Con la tranquilidad que la llegada de los títulos les da a los equipos grandes, Racing eligió afrontar la defensa del título reteniendo la base. Y pese a que hubo sólo dos ventas (Centurión, a Brasil, y Hauche, a México), Cocca exigió refuerzos, con el argumento de un calendario más exigente por la participación en la Copa Libertadores. Entonces llegaron varios jugadores (Castillón, Camacho, Núñez, Brian Fernández, Pavone, Noir). Los viejos y los nuevos se sumaron a un esquema que no evolucionó respecto de lo exhibido por el campeón, pero que preservó su eficacia para la disputa de una decorosa Libertadores (lo eliminó Guaraní en la llave de cuartos), para estar en las semifinales de la Copa Argentina (su rival saldrá del partido entre Central y Estudiantes) y para engendrar ilusiones de un bicampeonato que las derrotas ante Independiente y San Lorenzo ubicaron en su justa dimensión: sólo fue un sueño.
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