Domingo, 18 de diciembre de 2005 | Hoy
LIBROS PARA LOS MáS CHICOS
Por María Gainza
En épocas en las que todavía de noche se las veía emerger sacudiéndose el agua pringosa de los bigotes, las nutrias de los lagos de Palermo tuvieron relaciones con la escultura del ciervo (la que acompaña al Monumento de Avellaneda), y una de ellas dio a luz un ser peludo y de colosales cuernos, que aterró durante años a las parejas de Villa Cariño. En días como esos, así como ocurría en la Edad Media, los bestiarios desafiaban la imaginación humana. Sobre todo la de algunos taxistas, que a altas horas de la madrugada juraban haberse encontrado frente a frente con un animal salido de las fauces de lo maravilloso.
Seres así son la base del trabajo del profesor Revillod, científico de renombre que no duda en posicionarse entre la compañía de figurones como Plinio el Viejo, Linneo y Cuvier, y a quien hace rato se le ha pasado el cuarto de hora pero que, de todas maneras, como buen trasnochado, insiste en blandir la antorcha del avance científico, asegurando que todo lo que ha visto lo ha visto con sus propios ojos. De un rigor digno de la señorita Rottermaier, el científico ha recorrido el mundo –desde las selvas de la India a los bosques malayos– tomando apuntes al natural de los animales más inverosímiles, de aquellos, como decía Borges en el Manual de Zoología Fantástica, que pasan “del jardín zoológico de la realidad al jardín zoológico de las mitologías” de un momento a otro.
En el corazón de la Selva Negra, en los picos vírgenes del Tíbet, se cree que existen aún especies al resguardo del ojo humano. El profesor Revillod se jacta de ser el único en haberlas visto. Y aunque nadie pueda determinar quién financia su expedición, lo cierto es que el científico ha ido tras ellas y ha vuelto con cuatro mil noventa y seis espeluznantes criaturas documentadas en el Animalario Universal del Profesor Revillod, editado por el Fondo de Cultura Económica. Por primera vez en la historia, y al alcance de nuestros apoltronados ojos, desfilan los animales más fantásticos. Están, por nombrar algunos, el Pulwiguro, un temible parásito glotón de hábitos nocturnos del desierto de Sonora, el Tatacanrado, un antelado común de ágiles movimientos del Celeste Imperio, el Tinolija, un cornúpeta huidizo de fuerte caparazón de las zonas templadas.
A partir de los bocetos del profesor, Javier Sáez Catán ha realizado unos dibujos geniales en blanco y negro, mezcla de tintas y xilografías, que estiran los límites de lo posible. Uno puede armar y desarmar las criaturas a su antojo porque de eso trata el Animalario (después de todo, con total naturalidad, El Fondo Mundial para la Naturaleza informó hace pocos días que creía haber descubierto una nueva especie de mamífero carnívoro, cruce entre gato y zorro, en un bosque frondoso de la isla de Borneo). Es un libro que no tiene edad pero quien lo busque lo encontrará en la sección niños. Es, sin lugar a dudas, una joya bibliográfica de la zootecnia moderna.
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