Domingo, 12 de marzo de 2006 | Hoy
LIBROS PARA LOS MáS CHICOS
Por Sandra Comino
Encontrar libros para chicos de entre cero y cinco años suele ser fácil; lo más difícil es elegir y entender por qué, a veces, algunos son catalogados como “libros malos”. Existen libros de tela, de plástico, perfumados, con música, para llevar a la bañera, para morder, para jugar, hasta para escuchar. Algunos, cuya seducción es puramente estética y no está al servicio de la enseñanza, son lúdicos. Otros, sin dejar de ser un juguete, incluyen enseñanzas, como: lavarse los dientes, comer sin ensuciarse, ir a dormir sin protestar o desprenderse del pañal, y son didácticos o de información. Los menos incluyen textos o ilustraciones que los ubican como pequeñas piezas artísticas. Estos, sin dejar de ser “juguete”, se acercan más al libro-álbum, con una historia bien escrita, firma de autor –aunque esto no garantice en todos los casos la calidad– y, por lo general, pertenecen a alguna colección. Son los que sostienen un equilibrio entre el juego y lo literario, por lo que se cuenta, por cómo se lo cuenta, por la tipografía, por el final, por el formato, el tamaño y la ilustración. Es decir: son recomendables. Un ejemplo es la colección “Cuentos redondos”, destinada a chicos muy chicos, en cartoné, editados por primera vez en 1996 y reeditados actualmente por Sudamericana. Se trata de cuentos mínimos, de fácil comprensión aun para niños muy pequeños donde la escritura tiene simplicidad, pero no por ello carece de recursos: hay acumulación, reiteración, frases cortas con descripciones muy detallistas e imágenes poéticas, en este caso con tipografía a mano, que mueve las frases al compás de las formas, las palabras se vuelven maleables y el libro se convierte en un diminuto álbum con movimiento. Un bebé o un chico deben disfrutar para convertirse en futuros lectores.
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