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Domingo, 28 de julio de 2002

Internet: Borges y el espíritu de nuestro tiempo

LA ÉTICA DEL HACKER

Y EL ESPIRITU DE LA ERA

DE LA INFORMACION

Pekka Himanen


Trad. Ferran Meler Ortí

Destino

Buenos Aires, 2002

256 págs.

 Por Daniel Link

En “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius” (1941), Jorge Luis Borges cuenta que una “sociedad secreta y benévola”, a través de los siglos, inventa un mundo y escribe la Enciclopedia de ese mundo. Sesenta años después de la fantasía urdida por Borges podemos agregar algunos nombres a esa “perseguida fraternidad” de apáticos que escriben la Enciclopedia del nuevo mundo: los norteamericanos Richard Stallman o Eric Raymond, el finlandés Linus Torvalds, en fin: los inventores de Internet, los que escriben los nuevos evangelios apócrifos que tienen a los hackers como habitantes del Pléroma, fuera del cual ronda el mil veces maldito falso papa Bill Gates: por ejemplo, El Evangelio según Tux (Tux es el nombre del pingüino mascota del sistema operativo informático Linux, creado en 1991 por el hacker finlandés Linus Torvalds a la edad de veintidós años y que ha llegado a ser uno de los desafíos más serios al papado de Microsoft: herejías gnósticas que la Iglesia corporativa quiere rechazar).
“Cuanto más pensaba en los hackers informáticos, más palmario resultaba que lo más interesante de ellos era el enorme desafío espiritual que suponían para nuestra época”, leemos en el imprescindible libro del finlandés Himanen, que opone prolijamente la “ética del hacker” (que no es el cracker, ese “criminal informático” que anatematizan los medios masivos de comunicación) a la ética protestante tal y como la define Max Weber (en La ética protestante y el espíritu del capitalismo, por ejemplo).
¿Cuál es ese espíritu de esta nueva era? ¿Cuál el rumor que se escucha como respuesta a los insidiosos y envenenados ofrecimientos de la serpiente? ¿Qué contestan estos conjurados heréticos (para quienes las riquezas de este mundo nada significan porque trabajan en la misma escala histórica que los complotados de Tlön), cuando les ofrecen o reclaman reserva de copyright? Como Bartleby, responden: “Preferiría no hacerlo”; ésa es el espíritu y la política de nuestra época.
Linus Torvalds propone, precisamente en el prólogo a La ética del hacker, una ontología del presente que opone la economía de la necesidad (agotada) a la economía del deseo (potlatch). Y ya hemos comprobado que la debilidad de la axiomática actual es que ha basado su superviviencia no en una economía de la necesidad sino en una economía del deseo.
La mejor historia del nacimiento de la nueva época sigue siendo La era de la información. Economía, sociedad y cultura de Manuel Castells. Por eso se puede leer con provecho el epílogo histórico que escribió para el luminoso ensayo La ética del hacker.
“Si el honor y la sabiduría y la felicidad no son para mí, que sean para otros. Que el cielo exista, aunque mi lugar sea el infierno”, decía Borges en “La biblioteca de Babel” (1941). Los hackers piensan igual, y Pekka Himanen quiere que ése sea el espíritu de nuestra época. Que Así Sea.

 

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