Domingo, 8 de octubre de 2006 | Hoy
EDGAR MORIN > BREVE HISTORIA DE LA BARBARIE EN OCCIDENTE
Lejos de una visión apocalíptica, pero asumiendo la barbarie de estos tiempos, Morin busca respuestas a difíciles preguntas.
Por Cecilia Sosa
Breve historia de la barbarie en Occidente
Edgar Morin
Editorial Paidós
110 páginas
Breve historia de la barbarie en Occidente casi podría ser un manual de lectura obligatoria. Apenas 110 páginas y un intensísimo paseo por las miserias occidentales de los últimos siglos, de la mano de uno de los pensadores más lúcidos de nuestros tiempos, Edgar Morin, director emérito del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS) y doctor honoris causa de varias universidades del mundo.
Con una erudición y claridad admirables (combinación asombrosa si las hay), Morin recorre la historia de Occidente para esbozar una suerte de antropología de la barbarie tomando como punto de partida aquella iluminada afirmación de Walter Benjamin: “Todo acto de civilización es al mismo tiempo un acto de barbarie”. Sin demasiado escándalo, Morin avanza un paso más para mostrar cómo la barbarie y la cultura son conceptos tan opuestos como complementarios, un “ingrediente” estructural del proceso civilizatorio que difícilmente pueda suprimirse.
Así, el autor se pasea por la historia de Occidente para subrayar la barbarie propia del monoteísmo judío (y luego el cristiano) que en su intolerante voluntad universalista señala al diferente como poseído por Satán; máquina argumentativa que hoy regresa delirante en el discurso islámico radicalizado.
Morin también indaga en la idea misma de nación, otra de las “grandes invenciones de Occidente”, construida sobre una base de purificación religiosa que progresivamente adopta un carácter étnico que estalla en el siglo XX, en la monstruosidad de la nación monoétnica, donde el genocidio nazi es sólo la cúspide de su obsesión purificadora.
En la segunda de sus conferencias, “Los antídotos culturales europeos”, Morin señala que si bien Europa occidental es el lugar de la dominación y la conquista bárbara, también es la cuna de las ideas emancipatorias. En particular, subraya la emergencia de un humanismo fraternal que preconiza el respeto de los seres humanos y que se muestra crítico (o autocrítico) frente a las trampas de la razón y la deificación de la ciencia.
Para la última conferencia, “Pensar la barbarie del siglo XX”, Morin se reserva una pregunta fundamental: ¿cómo explicar el último estadio de la barbarie, el exterminio propiamente dicho? Entonces, confronta el totalitarismo hitleriano y el estalinista, y en sus fundamentos ideológicos opuestos (el internacionalismo del comunismo versus el racismo del nazismo) encuentra asombrosas convergencias. Morin también alerta sobre aquellos que tienden a erigir el hitlerismo como el horror supremo frente al genocidio (cuantitativamente mayor) de los campos de concentración soviéticos de los que no quedan imágenes.
¿Hacia dónde vamos?, se pregunta el autor. En una “era planetaria” poscolonial donde la mundialización del mercado marcha en paralelo a la mundialización de la comunicación, Morin señala la ausencia de toda regulación planetaria. Y tras advertir que “lo peor siempre es posible” ofrece su reivindicación humanista: pensar la barbarie con todas sus víctimas (judíos, negros, gitanos, homosexuales, armenios y colonizados, entre otros) para poder integrarla a una verdadera conciencia europea. “Sólo pensando la barbarie será posible reinventar el humanismo”, asegura. Un humanismo que piensa cercano a lo que llama una “Tierra-Patria”, una suerte de conciencia planetaria ciudadana no sólo reflexiva sino también afectiva, una mundialización no centrada en valores mercantiles ni globalofóbicos, sino ligada a un movimiento viviente y activo que, según dice Morin, ya muestra sus primeros gérmenes.
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