Domingo, 10 de diciembre de 2006 | Hoy
BIOGRAFIAS
Henri Troyat escribió algunas novelas y un puñado de cuentos fantásticos que pasaron al olvido, pero su incansable ímpetu de biógrafo lo llevó a convertirse en un best-seller en prácticamente todas las librerías del mundo. Su verdadero nombre es Liev Tarásov, y es el hijo de una familia de comerciantes acaudalados de Moscú, nacido en 1911. Los Tarásov emigraron a París cuando estalló la revolución soviética y pusieron al joven Liev a estudiar en los mejores colegios y universidades de la capital francesa. Sus primeros trabajos en el micromundo de la biografía sucedieron en la inmediata posguerra, cuando investigó a ex soldados para escribir la historia novelada de sus peripecias. Una vez instalado en el género, Troyat se movió con comodidad y nunca dejó de escribir esos voluminosos y muy vendidos libros. Entre ellos, los más conocidos son la biografía de Dostoievski, la de Tolstoi, una de Zola y otra de Balzac. Otras monumentales obras que publicó, siempre fascinado por personajes célebres, fueron Gogol, Catalina II, Pedro el Grande, Nicolás II y Nicolás I, esta última en el año 2000. Ahora, de Troyat llega el relato de la vida de otro gigante, un escritor de una existencia casi tan agitada como su literatura.
Alejando Dumas, El quinto mosquetero, son 450 páginas noveladas de la vida de un tipo que, en un lapso de 67 años, parece haberlas hecho todas. Con el éxito de sus primeros libros, erigió un imponente castillo al que llamó “Montecristo”, pero al poco tiempo lo vendió por falta de fondos para sostenerlo. Viajó por Asia en travesías que para la época eran consideradas una locura. Cortejó a incontables mujeres –sus memorias narran solapadamente algunas magnéticas fiestas sexuales–, y dejó hijos reconocidos y no reconocidos en muchas ciudades por las que pasó. Todo esto narra Troyat en Alejandro Dumas, un libro que se abre con la historia de los padres del escritor francés y cierra con su muerte, a la que Troyat llamó “La extinción del fuego”. El biógrafo de los famosos no pierde oportunidad, en los resquicios que deja la vida veloz de Dumas, para deslizar ciertas apreciaciones críticas de su obra. Dice, por ejemplo, que la obra de Dumas “sigue suscitando aún hoy algunas reticencias entre los amantes del buen estilo y las ideas profundas. Consideran que su construcción es demasiado pesada, que sus libros sólo sirven para entretener, e incluyen su nombre entre los fabricantes de ‘suspenso’ en serie”.
La biografía de Dumas ha sido también una oportunidad para que Troyat reconstruya una época. Porque, más allá de las disquicisiones sobre la calidad literaria de Dumas, que este libro está lejos de abordar, aquel personaje pintoresco que es el autor de Los tres mosqueteros sirve para armar un colorido relato sobre la Francia y la Europa del siglo XIX. Porque, como dijo Victor Hugo, compinche de Dumas, “el nombre de Alejandro Dumas es más que francés: es europeo. Es más que europeo: es universal”...
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