En Estados Unidos empiezan a postular a Tom Wolfe como el gran visionario de la actual crisis financiera. Incluso hay una especie de división entre los que dicen que la debacle fue anunciada por el creador del Nuevo Periodismo en su célebre novela La hoguera de las vanidades y quienes aseguran que resultan mucho más lúcidas ciertas escenas de Todo un hombre, especialmente en el quiebre bancario del capítulo dos, cuando se dice algo así como que los corredores y agentes de Bolsa nunca usan la palabra problema sino el eufemismo situaciones. Por su parte, el propio Tom Wolfe escribió recientemente un artículo para The New York Times donde cuenta que mucha gente le viene preguntando dónde fueron a parar sus Masters del Universo de La hoguera de las vanidades con la crisis financiera. A lo que él responde: “Hacia los hedge funds (fondos de protección) de Greenwich. Desde hace unos años dejaron las grandes inversiones bancarias”.
Se aprobó un proyecto que hace tiempo viene generando tanto adhesiones como polémicas. Lula firmó un decreto que promulga el “acuerdo ortográfico de la lengua portuguesa” que unifica y simplifica la forma de escribir ese idioma en los ocho países en que es oficial. La reforma establece diversos cambios en la lengua portuguesa, como la supresión de la diéresis, nuevas reglas para el uso del guión, la inclusión de las letras “k”, “w”, e “y” en el alfabeto, que tendrá ahora 26 signos gráficos (hasta ahora eran 23), así como nuevas reglas de acentuación. En Brasil, el acuerdo entrará en vigencia en enero de 2009.
En el marco del Hay Festival de Segovia, Juan Manuel de Prada y Juan Goytisolo, dos de los escritores españoles más respetados por la crítica –por lo menos hasta hace algunos años– se despacharon con ahínco contra la literatura actual. Juan Manuel de Prada se quejó, sobre todo, de que la literatura se regodee siempre con el mal: “En el alma humana conviven el bien y el mal, y la literatura debe mostrar ambas facetas; pero desde hace unos años se viene excluyendo el bien porque muchos parten del axioma según el cual con buenos sentimientos sólo se hace mala literatura”. Por su parte, Goytisolo, mientras leía fragmentos de su nuevo libro, El exiliado de aquí y allá, protestó contra la invasión de la literatura de mercado ya que “descubrí que muchos niños aprenden español con La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón, y La catedral del mar de Ildefonso Falcones”.
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