Domingo, 12 de abril de 2009 | Hoy
Un repaso por la historia de la izquierda peronista desde el ’55 hasta la muerte de Perón.
Por Angel Berlanga
El brazo izquierdo de Perón
Ideólogos y actores de la izquierda peronista (1955-1974)
Mariano Fraschini
Alvarez Castillo Editor
288 páginas
Desde la fantasía con Juan Domingo Perón en el exilio tras el golpe que lo derrocó, hasta el desengaño que estalló con el regreso para su última presidencia (junto con las movidas de péndulo del General, Ezeiza, Rucci, aquel 1º de Mayo en la Plaza, suma y sigue), la Izquierda Peronista (IP) apuntó y se dirigió hacia un objetivo que nunca, las historias parecen dejarlo claro, anduvo más acá que el horizonte: una revolución socialista de contenido nacional. Tras aclarar que la categorización IP “no responde a ningún canon tradicional” y afiliar el concepto a los grupos que entre 1955 y 1974 “dirigieron sus esfuerzos a llevar al Movimiento a posiciones de intransigencia, intentando dotarlo de claridad ideológica”, ligándolo a “las luchas emprendidas por los movimientos de liberación latinoamericanas y tercermundistas”, el politólogo y docente universitario Mariano Fraschini propone un viaje a los orígenes en su contexto, analiza el rol que la proscripción electoral al peronismo jugó en su constitución, desmenuza las jugadas del Pocho respecto del grupo en su estrategia de poder y, finalmente, cuenta del punto de máxima fricción, “imberbes, estúpidos” de acá, “qué pasa, general, que está lleno de gorilas el gobierno popular”, de allá.
Fraschini divide su trabajo en cinco etapas: la que va entre el golpe de Lonardi-Aramburu y la elección de 1963, con John William Cooke como protagonista principal (con el nacimiento de la resistencia peronista, la huelga que sobrevino a la privatización del Frigorífico Municipal Lisandro de la Torre, el amague de guerrilla de Uturunco); entre 1963 y 1966, con la profundización ideológica y avances de organización; lo que va desde el golpe de Onganía al Cordobazo, un período caracterizado como de “acumulación de fuerzas y opción por autonomía parcial”; desde el secuestro de Aramburu hasta el regreso de Perón en 1973, con el enorme crecimiento de los grupos que compusieron la IP, el gusto del poder vía Cámpora presidente, el sacudón vía Lastiri presidente; en la última parte, “Hacia la autonomía total”, aborda el declive de la relación con el General desde la masacre de Ezeiza hasta su muerte, el 1º de julio de 1974. Vista la incompatibilidad de caracteres y objetivos, tras un pasaje por la “teoría del cerco” al último Perón, Fraschini evalúa que a la IP solo le quedaba una jugada: la autonomía, la ruptura.
El punto fuerte del libro radica en el seguimiento minucioso de los vaivenes pendulares de Perón de cara (y de espaldas) a la Izquierda Peronista en estos años: además de politólogo Fraschini es maestro internacional de ajedrez y eso también hace su aporte a la comprensión de cómo fueron jugando sus fichas Perón y estos sectores del Movimiento a lo largo del tiempo. Con excepción de Cooke, Firmenich, Abal Medina y Cámpora, el trabajo apunta más bien a la partida que con el líder jugaron la Juventud Peronista, la Tendencia Revolucionaria, las Fuerzas Armadas Peronistas, las Fuerzas Armadas Revolucionarias y Montoneros y a las tensiones y/o acuerdos de diversa índole con organizaciones gremiales y los diversos gobiernos; más énfasis en agrupaciones e instituciones que en personajes puntuales. Esta observación da pie a un asunto que no es menor: desde la tapa, nomás, aparecen ahí una serie de fotos de rostros claves de la IP (Walsh, Mugica, Arrostito, El Kadri) que luego, en el desarrollo del texto, apenas serán citados. Detalles de ese tipo –sumados a ciertas reiteraciones o a un interlineado abigarrado, por mencionar un par de elementos– socavan el valioso recorrido analítico e histórico del autor sobre un tiempo sacudido, en perspectiva, por vientos míticos provenientes de sectores varios. Anota Fraschini que tras la ruptura con el Movimiento la IP se refugió en el aparato militar intentando replicar el “éxito” obtenido en los años de crecimiento. “Sin embargo, el paraguas protector brindado por el peronismo en aquel contexto legitimaba su práctica violenta –concluye–. Reiterar esta estrategia en los años posteriores a la muerte de Perón redundó en una estrategia que tuvo como denominador el alejamiento de sus bases de apoyo en la sociedad, una excesiva militarización y una respuesta basada en la represión sistemática desde las esferas del Estado.”
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