Dom 21.08.2011
libros

La arqueología del saber

La búsqueda de la identidad también puede ser una buena excusa para intentar cobrar una cuantiosa herencia. Humor, absurdo y fábula en una sobria y entretenida primera novela.

› Por Sebastian Basualdo

“El realismo psicológico es una fantasía creada por un sujeto, pero vivida de tal forma que en sí misma logra ser una realidad para la mente que la crea, estando tan llena de detalles que sería muy difícil de diferenciar con la realidad”, afirma uno de los extravagantes personajes de esta novela, intentando argumentar, o acaso esclarecer, la gran maquinaria de engaños, ilusiones y fraudes que puso en funcionamiento a partir de dos preceptos aparentemente imbatibles: la búsqueda de la identidad y la posibilidad de recibir una herencia cuantiosa.

Desde esta perspectiva surge Baquelita, la primera novela de Víctor Goldgel, cuyo personaje principal es Tomás Andrada, un joven arqueólogo que, mientras trabaja en las excavaciones de lo que podría ser un cementerio de disidentes ingleses oculto bajo una de las plazas más representativas de la ciudad, es persuadido de que podría llegar a recibir una herencia millonaria si fuera capaz de probar un parentesco con Juan Carlos Andrade, duque de Alba y marqués de Carvalho. “Pero para conseguir la herencia hay que entregar un objeto distintivo que perteneció a Manuel de Andrade, muerto en América a comienzos del siglo diecinueve; una virgencita que los abogados serían capaces de reconocer en base a documentos de la época que la describen”. De modo que Andrade no tarda en saber que el testamento establecía la creación de un Comité de la Diáspora, encargado de buscar entre todos los Andrade de América a aquellos que pudieran dar razón de una estatuilla de la Virgen de Bonpland que había pertenecido a Manuel de Andrade, emigrado al Perú a comienzos del siglo XIX. Este comité organizaría luego un encuentro en el Parador del Alba, última morada del difunto, en el cual se evaluarían los datos sobre la estatuilla que aportaran los interesados y se procedería a hacer declarar a los correspondientes herederos. Pero nada es lo que parece; la motivación se convierte en excusa y pronto dará lugar a la tragedia: la novela comienza a jugar con su título y la Baquelita se torna moldeable a medida que va desarrollando la historia de un joven que ahonda en su propia genealogía, al tiempo que no puede desprenderse de una búsqueda infructuosa y llena de peligros. Ya no hay tiempo para especulaciones: lo absurdo puede arremeter en cualquier momento, o acaso algo mucho más determinante. En todo caso, la suerte ya está echada. Pronto Andrada se verá envuelto en una trama de conspiraciones y amenazas que lo llevará a deambular por antiguas ciudades y sórdidos hoteles. Quizá lo salve una mujer, o tal vez, como quien sólo puede heredar a partir de su propia fatalidad, se convierta en su mayor enigma mientras intenta desentrañar hasta dónde lo ha llevado la contingencia.

Inteligente y sobria en el tratamiento del suspenso, Baquelita es una novela épica escrita con una prosa sencilla y dinámica donde no falta el humor y el sentido profundo de la tragedia. Buen comienzo para Víctor Goldgel en su primera incursión a la antigua idea de fábula, que no es otra cosa que la de contar una buena historia.

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