Domingo, 1 de abril de 2012 | Hoy
Un libro que indaga en las raíces del lunfardo, pero también lo proyecta hacia el presente y el futuro.
Hay una anécdota que ilustra a la perfección la importancia trascendental del lunfardo en la lengua de los argentinos, pero también en su idiosincrasia, en su filosofía, en su forma de vida. Sucedió en plena prohibición del lunfardo en las radios, un período que fue de 1943 a 1949, y que nace “legalmente” en 1933 con el Reglamento de Radiocomunicaciones. En 1949, cuando la prohibición de hecho empezaba a declinar existió un punto bisagra: un encuentro entre un grupo de músicos populares designados por Sadaic –Canaro, Homero Manzi, Mariano Mores y Discépolo– con el, por ese entonces, presidente Juan Domingo Perón, ferviente admirador del tango que, durante su cargo en la Secretaría de Trabajo, había entablado relación con varios de esos artistas. Durante ese encuentro, y aun con la prohibición latente, Perón se le acercó a Alberto Vaccarezza para soltarle un inesperado “Don Alberto, me enteré que los otros días lo afanaron en el bondi”. Además de las carcajadas que estallaron por el uso de esas palabras, ese comentario generó un impostergable golpe de gracia a la prohibición del lunfardo.
Sin tantas anécdotas pero con mucho dato duro y análisis esclarecedores, El habla de los argentinos: Identidad, inmigración y lunfardo, además de ser el ejemplar que inaugura la flamante Editorial de la Cultura Urbana –un espacio dedicado a la difusión de cultura nacional– constituye un repaso muy completo por la historia del lunfardo: sus siempre difusos orígenes que no se reducen a una mera expresión del hampa y que sí es seguro que se intensificó notablemente con las oleadas inmigratorias españolas e italianas; su difusión internacional a raíz de las letras de tango, el teatro y el sainete, su consolidación una vez que ingresó al mundo de la literatura, uno de cuyos más claros exponentes fue Roberto Arlt, sobre todo en sus Aguafuertes porteñas. Pero acaso lo más interesante de este libro, y lo que constituye su novedad, son los capítulos que investigan los satélites que rodean a la influencia del lunfardo, los idiomas originarios como el Tucmanahao, el quechua y el guaraní pero, sobre todo, la actualidad del lunfardo y su probable proyección, desde algunas letras de rock como “Avanti morocha”, de Caballeros de la Quema, con palabras como “prepo”, “escolaso”, “bingo”, “punguearle”, “amarreta”, hasta los usos del “aguante futbolero” y los prototípicos cantos de las hinchadas argentinas, pasando por supuesto por el lenguaje de la cumbia villera, o algunas canciones representativas de la Mona Jiménez.
Con valioso glosario y bibliografía, además de sistemizar mucha información que, en general, no se conoce acerca de algo tan entrañable para nuestra cultura como es el lunfardo, este volumen constituye un verdadero viaje en el tiempo hacia nuestra historia y una especie de mirador hacia el futuro.
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