Dom 04.08.2013
libros

Una cuestión estadística

Un libro de Ingrid Proietto, de la flamante editorial Peak-a-book, reúne historias de mujeres entre estadísticas y chicas que andan por las calles.

› Por Laura Galarza

¿Qué mejor lugar para hacer una estadística sobre la felicidad de las mujeres que una peluquería? Un salón unisex al que no entra ningún hombre, como bien advierte la narradora del cuento que da título al libro, “Tres de cada nueve mujeres son felices”. “Me pregunto cuál era mi sueño y dónde fue que lo perdí”, piensa esta narradora que no queda fuera de la estadística. Estos relatos que son como flashes cotidianos, cámaras que en una toma capturan lo que se ve y también –por sobre todo– lo que no se ve. Arriba del 60, un viejo recién llegado de Tucumán le pregunta a una chica que va cargada con cajas, “con peso”, cómo llegar al hospital Durand porque tiene internada a su nuera de 34 años con leucemia. La señora Rodríguez de Rodríguez, “tan apostólica, tan romana, tan practicante”, una ama de casa que dice no faltarle nada, de repente mientras estaciona el auto porque va a buscar a los chicos, “se lamenta por pasarse la vida llegando. ¿A dónde llega?, es la pregunta que no sabe responder”. Y ese entierro donde un cura se pone incómodo porque nunca vio un cajón llevado sólo por mujeres. O la chica que perdió la brújula que con tanto amor su padre le regaló.

Historias donde “nada es lo que parece”. Regadas de un humor bien practicado, aquel que perdura después del remate como la corriente que gestó la ola. “Una mujer común y corriente”, se define Marilina Munro que quiere ser como Marilyn. Así también se ha definido Ingrid Proietto: “Las mujeres comunes y corrientes están muy ligadas a los mandatos. Yo misma soy un buen ejemplo: tengo que luchar mucho para alejarme de esos mandatos”. Proietto abandonó la carrera de letras para hacerse periodista y editora. En paralelo estudió con Diana Bellessi. En 1992 editó Son las armas del general, un libro de historias también pequeñas. “Las historias cortas le vienen como anillo al dedo”, sostiene Eduardo Belgrano Rawson en la contratapa.

Cada una de las historias está separada por fotos de chicas tomadas en la calle por Valentina Rebasa, y que el lector se entera al final del libro, le resultaban parecidas a ella. “Chicas como yo” son imágenes que le van muy bien al libro. Mujeres que miran a cámara, otras que no advierten el disparo. Que caminan quizá detrás de ese sueño que se les escapó.

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