ENTREVISTA
El hervor de la piedra
Marosa Di Giorgio, la gran poeta uruguaya, accedió a contestar una entrevista exclusiva para Radarlibros. Sus respuestas, erizadas de resonancias, nos llegaron escritas de su puño y letra.
POR WALTER CASSARA
Hija de una familia de inmigrantes italianos y vascos, Marosa Di Giorgio Médici nació en 1932 en Salto, Uruguay, donde estudió teatro y publicó su primer libro de poemas. Si bien su nombre podría inscribirse dentro de un bizarro linaje de poetisas y recitadoras que produjo la Banda Oriental, su obra poética no puede compararse con ninguna otra. Ya sea por sus intensas fulguraciones eróticas, o por el carácter visionario que rige su escritura, su poesía reunida bajo el título Los papeles salvajes es un hito insoslayable en el panorama de la actual producción hispanoamericana. Lo mismo podría decirse de sus originales relatos eróticos, donde todas las escenas posibles e imposibles del amor desfilan como un festín sabático ante la mirada extasiada de una niña en trance de ser devorada por un león; y donde lo sagrado y lo profano, la flora y la fauna de los sueños se entrelazan y reverberan en un lenguaje trabajado como “una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor”. Este reportaje fue realizado con motivo de la aparición de su nuevo libro de relatos, Rosa mística, que Interzona está lanzando en estos días.
¿El acto erótico es un acto bello en sí mismo? ¿Cuál es su función en la literatura?
–Creo que sí es bello. He visto la conjunción de una abeja con un azahar y era hermoso, una cosa de ángeles. No está destinado a funcionar en la literatura. Es.
¿Podría decirnos si hay una escritura poética, si hay una marca específica que pueda delimitar cuándo un texto es poético y cuándo no?
–Escritura poética siempre hubo, o mejor, eternamente hubo. Desde que fueron escritas las estrellas. Antes. Siempre. En cuanto a percibir esto, depende del auditor, el veedor, el receptor, en fin, del lector. Depende de las antenas que éste posea. Si carece de eso, es mejor que se dedique a nadar.
¿Está de acuerdo con Georges Bataille en que la violencia es el alma del erotismo? ¿Hay alguna diferencia entre pornografía y erotismo?
–Yo no hablaría de violencia, más bien de un alcohol azul ardiendo, un perfume profundo de jazmines, un arco iris con manías extrañas. Un azahar de azahares. La diferencia entre pornografía y erotismo es abismal, sin desdeñar ningún género.
¿Cuál es el lector ideal?
–Creo en el lector-autor; aquel que, al leer, recrea, crea, de nuevo, con placer, lo que el autor dijo.
Algunos lectores perciben una continuidad entre su lírica y sus relatos eróticos. Otros, en cambio, creen que hay una deliberada indagación de la ruptura. ¿Qué opina al respecto?
–Me deslizo, me aventuro siempre por el mismo bosque, el que me dieron. Todos son papeles eróticos. Ultimamente estoy hallando cosas más arduas y raras, pero siempre bajo la misma estrella. No me propongo nada, no busco nada. Encuentro.
Dice la poeta rusa Marina Tsvietáieva: “No hay naturaleza inanimada, sólo hay naturaleza no inspirada”. ¿Qué le sugiere este pensamiento?
–Que Marina se equivoca. Pero de cabo a rabo. Hay una constelación hirviendo adentro de la piedra.