Domingo, 3 de mayo de 2015 | Hoy
Surgido de una investigación académica, acompañada por un nivel de reflexión política e investigación periodística nada coyuntural, Mundo PRO se publica, sin embargo, en un momento decisivo, cuando el partido liderado por Mauricio Macri cristaliza el estado real de la derecha política argentina. Oportuno entonces, el ensayo de Gabriel Vommaro, Sergio Morresi y Alejandro Bellotti es una buena guía para entender algo más a la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores.
Por Damián Huergo
Durante la última década en la Argentina, en una fragmentación promedio de dos años según el calendario electoral, un grueso sector de la ciudadanía metropolitana se indigna hasta la ceguera y el asco. Los altísimos porcentajes que el PRO alcanza en cada elección popular y democrática no entran en su esquema de percepción de la realpolitik. Como si ejercieran una especie de gorilismo al revés, no conciben que sus conciudadanos voten a la fuerza política liderada por Mauricio Macri. A sus ojos, los votantes están encandilados por este “vago, ineficiente, machista, payaso” niño bien; el empresario noventista, nacido, criado y alimentado por las arcas suizas de la patria contratista. En sus peores pesadillas húmedas, estos sectores se imaginan un cielo distópico de globos amarillos y de helicópteros despegando de la Casa Rosada. Tal caracterización, lejos de acercarnos a comprender el fenómeno PRO, termina obturando el pensamiento y alargando la letanía de la queja bienintencionada: el último consuelo de los indignados. Desde el vamos, el libro Mundo PRO. Anatomía de un partido fabricado para ganar, tuvo en cuenta esta concepción y asumió un doble desafío. Por un lado, explicar el surgimiento de un partido de derecha inédito en la historia política argentina, a pocos minutos de que implosionara el sistema partidario en el 2001. Por el otro, no menos importante, problematizar el sentido común progresista que descansa su conciencia en el binomio buenos y malos, sin entregarse a fundamentos sencillos para la tribuna.
Es necesario no confundir Mundo PRO con las investigaciones de tinte periodístico que acompañan la agenda electoral, o con aquellas hechas a las apuradas al son del murmullo de la opinión pública. Por lo contrario, uno de los aciertos y de las rarezas del libro es adecuarse al formato poco explorado de la divulgación científica social. Hecho que no se agota en la formación formal de la mayoría de los autores. Entre el tridente que dio forma al libro, se cuenta con el sociólogo Gabriel Vommaro y con el politólogo Sergio Morresi; el tercero en concordia, es el periodista Alejandro Bellotti. La investigación que desembocó en Mundo PRO, en parte, es el desprendimiento de un proyecto académico realizado por la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS) sobre las transformaciones de las elites partidarias en la Argentina. Tal validez y fiabilidad científica, se observa en los marcos teóricos utilizados y en la proliferación de técnicas cuantitativas y cualitativas –como observaciones de campo, historias de vida, encuestas y entrevistas en profundidad– desarrolladas en el tiempo para dar cuenta de los mundos que integran al PRO.
El libro, dividido en diez capítulos que rodean las distintas partes del todo, viene a darle un corpus textual-material a los supuestos que se agitan desde las propias usinas de pensamiento del PRO. Como si los autores hiciesen una estrategia de judo, para responder al interrogante sobre cómo surgió y se instaló el partido en CABA, toman y desglosan sus mitos de origen. El que más resuena entre los funcionarios amarillos, es el mantra “nos metimos en política”. Tal enunciado, según los autores, busca sostener un imaginario de voluntades políticas filantrópicas, instalar una concepción no ideológica de la política y, sobre todo, marcar el clivaje entre lo viejo y lo nuevo, entre los que estaban y los recién llegados. En otras palabras, a tono con los discursos internacionales sobre el fin de la historia del siglo pasado, se propone desfondar el suelo que hizo posible el advenimiento de la nave moderna y festiva PRO.
Los autores tiran de los hilos sueltos del relato monocorde e historizan sobre el aire que hay adentro de los globos de colores. Allí encontraron esquirlas –del radicalismo, del peronismo, de la UCeDé y del sindicalismo, entre otros– que quedaron sueltas tras el estallido policlasista del “que se vayan todos”. Una red de fundaciones, gerentes del riñón de SOCMA y ONG nacionales e internacionales con afinidades electivas (“neoliberalismo después del neoliberalismo”) de época. En contraposición a los anhelos de una nueva república, subrayan la baja institucionalidad partidaria –que las últimas PASO pusieron en evidencia–, agudizada por la confusión entre partido y gobierno que se profundiza en tiempos de campaña. A la vez, los autores se ocuparon de realizar un perfil de Macri que dé pistas de su liderazgo virtuoso, reflejado en la capacidad de unir y escuchar –como un “team leader”– a las distintas identidades partidarias, religiosas y civiles que conviven en el PRO. Sin caer en reduccionismos psicológicos ni en estereotipos de clase, recorren su vida empresarial-política desde sus años como heredero pródigo, su paso por la presidencia del Deportivo Macri ubicado en La Boca, hasta su transformación actual en héroe de la liberación antikirchnerista.
Otro de los imaginarios que se desarma en el libro, es el que afirma que “el PRO es un gobierno que hace”. Hacer es el verbo elegido por los agentes de campaña de la posvideopolítica y que, elección tras elección, se volvió una marca en la ciudad. Los autores tuvieron el tino de no caer en teorías que abogan por la simulación o el descreimiento y, directamente, se preguntaron qué es lo que hacen cuando hacen. Es decir, qué tipo de gestión celebra la sociedad en las urnas y, en particular, qué sustrato ideológico tiene ese pragmatismo del hacer selectivo. En el capítulo “Haciendo Buenos Aires”, se detalla con datos y análisis coyunturales un balance en áreas claves como transporte, salud, educación, vivienda, seguridad, etc. En todos los sectores, la matriz general del “hacer PRO” pondera la realización inmediata y el fuerte impacto mediático-comunicacional. Al mismo tiempo, los autores asocian ese hacer a una cosmovisión de derecha, reflejado en políticas migratorias, en la gentrificación de los barrios del sur de la ciudad, y en la promoción de una alianza entre sectores públicos y privados en todos los brazos del Estado, entre otros tantos ejemplos. Parafraseando al filósofo Zizek, en su visión del hacer, el PRO construye una moralidad neutral al servicio de una inmoralidad neoliberal.
A pesar de que los partidarios del PRO se oponen a hablar de derecha e izquierda, como ciertos adolescentes que niegan su procedencia filial, y prefieren usar términos “posmateriales” como eficiencia, novedad y honestidad, es indudable –afirman los autores– “sus actitudes culturalmente conservadoras”. Por lo tanto, es un acontecimiento histórico y significativo que las ideas de derecha alcancen puestos de gestión política y con considerable proyección nacional mediante el voto popular y no por golpes de Estado. Mundo PRO da cuenta de las capas ideológicas que lo hicieron posible, de las afinidades liberales interclasistas, de la ampliación de la democracia, de las nuevas demandas que recibe el Estado, del embudo distributivo al que nos lleva una sociedad cada vez más engorrada.
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