Domingo, 4 de mayo de 2003 | Hoy
Pasaría inadvertido entre
el stand del “Parque Temático Tierra Santa” y el de la editorial
Gedisa, si no fuera por las siete u ocho personas que entregan folletos en voz
baja. Los señores que conforman la Gran Logia de la Argentina de Libres
y Aceptados Masones, en misión en la Feria del Libro, son bien ostensibles
–grandotes, de traje, todos con pelo corto, casi todos con bigote. La
primera sorpresa es que un grupo supuestamente secreto se dé a conocer
así, sin más. Pero eso no es nada, lo más impresionante
es el giro new age de sus actividades. Ya no son confabulados que provocan revoluciones
y tejen los hilos de los gobiernos instituidos. Les alcanza con “intentar
que cada persona mejore, para sí misma. Lo nuestro es una búsqueda
interior”, según dice uno de los muchachos masones. Cuando se lo
interroga por esos cambios en las ambiciones del grupo, al joven masón
se le queman los papeles y tiene que llamar a su superior, “a quien pertenezco”,
confiesa con mínimo pudor. Éste –”el Superior”–
aclara, pero oscurece: “Somos un grupo que no es político ni religioso,
somos una asociación de pensamiento o de filosofía que se remonta
a Platón y Pitágoras y se consolidó durante la Edad Media”.
Ajá, y seguramente como buena secta tendrán algún rito
de iniciación. “Sí, la iniciación es como cuando
uno toma un grano de trigo en la mano y lo estruja hasta romperlo.”
Naturalmente, una de los grandes terrores que uno sufre al ingresar al ambiente
masónico es pensar que el mundo es una gran confabulación, y que
la única persona que ignora los engranajes de esa maquinaria universal
es tan luego uno mismo. Tal vez “el mundo” sea mucho decir... pero
seguro seguro que la Argentina es producto de la conspiración: según
se lee en una de las paredes del puesto –adornado por una gran bandera
de la patria–, la lista de próceres es casi igual a la lista de
masones ilustres, empezando en la Primera Junta, pasando por San Martín,
Belgrano y Vicente López y Planes, y llegando prudentemente hasta Hipólito
Yrigoyen. Pero las ciencias y las letras nacionales también se nutren
del talento masón. Ahí los tenemos a Hilario Ascasubi, José
Hernández, Leopoldo Lugones, Florentino Ameghino y Francisco Canaro.
Pero, tranquilos, Perón no, no era masón.
Ahora bien, ¿qué leen los masones? Respuesta: literatura escrita
por masones. O supuestos masones, porque ya sabemos cómo es esto. La
divina comedia de Dante Alighieri, Poemas de Homero Manzi, La excursión
a los indios ranqueles de Lucio Mansilla, Las Bases de Alberdi, y por supuesto
el Diccionario de términos masónicos.
m. d. a.
Actividades recomendadas
Domingo 4
17.00: Conferencia “La aventura de emigrar a la Argentina”, a cargo
de Guadalupe Henestrosa y Maximiliano Matayoshi. Coordina Osvaldo Quiroga (sala
Adolfo Bioy Casares).
18.30:Presentación de El último Foucault, compilación de
Tomás Abraham. Participará el autor junto con Juan José
Sebreli y Jorge Telerman (sala Julio Cortázar).
Lunes 5
19.00: “Escritores entrevistan a escritores”. Abelardo Castillo
y Edna Pozzi dialogan con Elena Cabrejas, Sonia Catela, Martha Goldín
y Ana Mangeri (sala ABC).
20.00: Mesa redonda “Literatura latinoamericana. Tendencias”. Participan
Marta Mercader, Fernando Sorrentino, Lucía Mercado, Héctor Lastra,
entre otros. Coordina Araceli Otamendi (sala Victoria Ocampo).
Si bien esta Feria del Libro
no se caracterizó por el volumen de ofertas, es posible hacer un último
recorrido, ahora que quedan dos días para el final, y llevarse algunos
libros accesibles. La Librería de las Luces, por ejemplo, ofrece la colección
Crónica 100 x 100 a 2$ o 3 ejemplares por 5$. Algunos títulos:
La voz de la sangre de Jack London, La muerte de Iván Ilich de León
Tolstoi, Cándido de Voltaire, Vathek de William Beckford o Historia de
la vida del Buscón, llamado don Pablos de Quevedo. En el mismo local
se consiguen las colecciones Los Fundamentos de las Ciencias del Hombre y Biblioteca
Básica Argentina, ambas del Centro Editor de América Latina, por
3$ el ejemplar. En tanto que en el stand de Siglo XXI de Argentina, se pueden
conseguir los cinco primeros libros (prometen más para los próximos
meses) de la Colección Ciencia que ladra a 6$ cada uno. A un precio también
razonable se consigue en Nueva Era Y dios entró en La Habana de Manuel
Vázquez Montalbán, a 9$; los policiales de Agatha Christie a 5$
cada uno, y la monumental biografía de Paco Ignacio Taibo II sobre Ernesto
Guevara a 11,90$. En casi todos los stands se hacen descuentos del 10 por ciento
al público en general y del 20 por ciento a docentes en los libros que
no están en oferta.
Saladitos
Por el contrario, si aprovechando
el final de la Feria alguien prefiriese tirar la casa por la ventana se podría
visitar por ejemplo el stand del Fondo de Cultura Económica donde se
puede conseguir la edición bilingüe de Puentes/Pontes a 33$ en promoción
(el precio de lista es 39$), o La hermenéutica del sujeto de Michel Foucault
a 39$. Si uno fuese verdaderamente un potentado podría elegir Lacan.
Esbozo de una vida, historia de un sistema de pensamiento de Elisabeth Roudinesco
a 77$, la Fenomenología del espíritu de Hegel, a 62$, o Aristóteles
de Werner Jaeger a 85$.
En el stand de la librería Nueva Era se consigue una bella edición
de Sherlock Holmes en cuatro tomos, editado por Optima, a 99$ o la quinta edición
de Crítica de las ideas políticas argentinas de Juan José
Sebreli, editado por Sudamericana a 36$.
Losada exhibe Obras. Poesía I de Oliverio Girondo a 49$ y las Novelas
I (El juguete rabioso, Los siete locos, Los lanzallamas, y El amor brujo) de
Roberto Arlt a 69$.
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