Domingo, 18 de septiembre de 2016 | Hoy
RAFIK SCHAMI
Nacido en el barrio cristiano de Damasco, desde los setenta el escritor sirio Rafik Schami se exilió en Alemania. Años después se recibió de químico y empezó a publicar sus libros en lengua árabe y en alemán, logrando éxitos notables como El secreto del calígrafo. En Sofía o el origen de todas las historias, propone un regreso imaginario y lleno de fantasía a la ciudad de su infancia, un viaje hilvanado a través de la memoria y los recuerdos del exilio.
Por Laura Galarza
A pesar de los avances de las neurociencias, aun en el siglo XXI no se puede saber por qué la memoria retiene ciertos recuerdos y descarta otros. Se exploran planetas pero se desconoce cuál es el criterio de selección para que algunas imágenes se atesoren y otras pasen a ese reservorio oscuro y sin fondo que es el olvido. “La memoria es una ciudad invisible”, dice Salman, el protagonista de la nueva novela del escritor sirio más importante del mundo, Rafik Schami, nacido en Damasco en 1946 y exiliado en Alemania hace más de cuarenta años. Los recuerdos, y más específicamente los recuerdos en el exilio, son el punto de cruce de esta obra que viene a ubicarse codo a codo con El lado oscuro del amor (2004) su anterior y aclamada novela. Sofía o el origen de todas las historias, comparte con aquella primera el espíritu de las Mil y una noches: engarces finos y perfectos de historias que se llaman unas a otras, transportando al lector de un siglo a otro, de oriente a occidente.
¿Qué forma toman los recuerdos en el exilio? ¿Cuánto es real y cuánto añoranza? Salman recuerda con nitidez aquel día siendo joven, a la salida del colegio, cuando ve a un hombre sentado junto al cubo de basura, comiendo entre los desperdicios. El hombre le dice que hace dos días que no come porque no había obtenido nada de limosna. Cuando llega a su casa, su padre y unos amigos tomaban champán y unos platos exquisitos. Después de ese día, empieza a leer a Mao, Ho Chi Minh y el Che Guevara, y se alista en un grupo armado clandestino para derrocar al régimen de su país. Sofía o el origen de todas las historias, es el entramado de recuerdos que va desovillando Salman cuando se acerca la fecha en que regresará a Siria después de cuarenta años exiliado en Italia, donde vive con su mujer Stella y su hijo Paolo, convertido ahora en empresario alimenticio.
Schami, reconoce que la novela tiene mucho de autobiográfico. “Quizás Salman vuelve a Siria porque yo no voy a volver”, dice durante una entrevista y que hacerlo implicaría poner en riesgo a su familia con quienes solo mantiene contacto telefónico con restricciones. “Ni una palabra de la guerra, ni del régimen, ni de la situación económica del país”. Eso alertaría al servicio secreto del régimen de los Asad, hoy en el poder de Siria, y él –el escritor sirio más traducido del mundo– es considerado persona no grata en su país. Schami sabe que la añoranza –los recuerdos en el exilio– puede ser en estos casos, un arma mortal. Y algo de eso quizás expía en la novela.
Salman terminará dándose cuenta –no sin dolor y desconcierto– de que ese país al que regresa no tiene nada que ver con ese puñado de recuerdos personales que atesoró en su cuaderno. A poco de llegar, ya es un extraño en su propia tierra. “Su alegría inicial se evaporó. No solo la hoja de papel, sino todas las piezas de su pasado le resultaron de golpe, indiferentes.” Esos parientes ruidosos que organizan grandes comilonas en su honor, son extraños. Y lo inesperado: que de su propia familia vendrá la traición y pondrá a Salman en peligro. Schami logra transmitir en la minuciosidad de la narración –detalles en la trama y en las descripciones– el abismo interior que provoca sentir miedo en la propia tierra. Cuando el lugar que debiera cobijar se vuelve inseguro y amenazante. “Eso hacen las dictaduras y la guerra”, dice Salman.
Pero en la literatura de Schami hay un camino posible. Y es el del amor. No como ideal sino como herramienta de transformación. A partir de la historia de amor de Sofía, la madre de Salman, se van hilvanando otras múltiples historias, en una especie de salvación redentora. Porque estas historias truncas y prohibidas harán la revolución del amor contra las armas. También la de Salman con su mujer Stella, y con sus amantes. Y finalmente la de Rafik y Aída que terminará siendo el salvoconducto cuando Salman vuelva a Damasco.
Porque otra de las obsesiones de Rafik es el amor condicionado por los clanes familiares. Y así se lo hace decir a Amalia, tía de Salman expulsada de la familia por beber y fumar en los años cuarenta: “En los países árabes no se producirá ninguna transformación mientras no se destruya la estructura del clan familiar que nos esclaviza física y mentalmente. Está basada en la obediencia y la lealtad y se ríe de la democracia, la libertad o la dignidad del ser humano. Penetra y lo descompone todo como un hongo”. En la novela, Karim es el primogénito y el elegido por su familia para matar a su propia hermana. “Dejamos en tus manos el honor de la familia y puedes estar seguro de que pasarás los dos años en la cárcel como un príncipe”, dice su padre poniéndole el arma en la mano. El pecado de su hermana Saliha había sido enamorarse y huir con un cristiano siendo ella musulmana. Pero como dice el refrán árabe que cita Rafik: “El amor es un déspota que está por encima de todas las leyes” y es el que tiene chance de justicia. Entonces Aída, enamorada de Karim, se pasea en bicicleta a la luz del día y a la vista de los vecinos horrorizados que piensan que las mujeres jóvenes pueden perder la virginidad por ir en bicicleta. Mientras alguien dice: “Eros se ocupa de que la humanidad no desaparezca”.
Rafik Schami, significa amigo damasceno en árabe y es el seudónimo de Suheil Fadél (“un nombre que recuerdo solo cuando debo pagar multas”). En Damasco escribía textos satíricos en revistas clandestinas mientras militaba en el Partido Comunista. Llegado a Alemania tras el exilio, se doctoró en Química, trabajó en empresas multinacionales y empezó a escribir en alemán, idioma que aprendió copiando libros de Thomas Mann. Rafik escribe también para niños y publicó El secreto del calígrafo en 2008 también situada en Damasco, en el siglo pasado.
Rafik no tuvo intención de escribir una novela política, asegura, pero sí “dar a conocer”. Y lo logra. Para el lector occidental, el país de Salman –y de Rafik– tan lejano, de repente cobra volumen y duele. “Amar significa revelarse contra la muerte” es el título de uno de los capítulos. Y ambos significantes, amor y muerte, habitan al lector por partes iguales hasta el fin de este viaje tan original.
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