La inmadurez de Lorca En el año 1922, un inexperto Lorca y un experimentado Manuel de Falla decidieron aunar talentos y componer juntos una ópera. Fue así que Federico escribió Lola, la comedianta, un libreto de ópera cómica para que Falla le pusiera la música. Sin embargo, aun antes de terminar el guión, el poeta se lo mostró al músico para que le fuera encontrando el gustito. Sin embargo, Falla se lo rebotó sin dudarlo un segundo. Casi terminado pero inconcluso, este texto huérfano de música y ambientado en el primer tercio del siglo XIX, tiene lugar cuando en plena luna de miel, dos artistas deciden jugarle una broma a un melancólico marqués que, según los entendidos, sería un claro alter ego de Lorca. Sobre todo por “enamorarse siempre de estar ena-morado”. Todavía inédito, este texto se estrenará por primera vez, y en formato que combina teatro, danza y música, este fin de se-mana en el Festival Temporada Alta, uno de los eventos artísticos más importantes de Barcelona. Jordi Prat i Coll, el director de escena de esta obra flamante y experimental, reveló que pese a tratarse de un texto demasiado verde, anticipa muchos temas que Lorca desarrollaría en sus obras teatrales.

Siguiendo al Ulises Enrique Vila-Matas se adjudicó el Premio Jean Carrièrre, dotado con 10.000 euros, por su novela Dublinesca. Este galardón recompensa obras que “celebren la herencia literaria y cultural del Sur y del Mediterráneo. En Dublinesca, el escritor narra la historia de Samuel Riba, el último editor literario, quien un día tiene un sueño premonitorio: el sentido de su vida está en Dublín. Por ese motivo, decide convencer a sus amigos para asistir a la celebración del Bloomsday, recorriendo de todas las maneras posibles el Ulises de Joyce.