Aunque Houellebecq es de esos autores que tuvieron repercusión ya desde sus primeras novelas, Ampliación del campo de batalla y Las partículas elementales, fue a partir de Plataforma (2001) que se volvió el escritor más mentado de la literatura francesa, a tal punto que de ahí surge la célebre frase de Le Nouvel Observateur: “La primera star literaria desde Sartre”. Y, como siempre, el reconocimiento vino de la mano del escándalo, a partir de la islamofobia que reviste el libro. Sin embargo, nadie podía iniciarle una causa por los comentarios de sus personajes. No obstante, en una entrevista publicada en la revista Lire, durante el mismo año, Houellebecq manifestó: “El Islam es la religión más idiota del mundo”. Entonces sí tuvo que comerse un juicio iniciado por diversas asociaciones musulmanas del que, finalmente, salió absuelto, pero que no dejó para nada indemne ni su obra ni su vida: a partir de entonces se autoimpuso el exilio en Irlanda. Aunque en sus posteriores novelas el tema no vuelve a tocarse, el empedernido Houellebecq, lejos de retractarse de sus dichos, confirma a los cuatro vientos aquella idea en su libro de ensayos Intervenciones (2009), idea que aparece casi a manera de mantra a lo largo de sus páginas.