Domingo, 24 de abril de 2016 | Hoy
Por Martín Gambarotta
Voy a una lectura de poesía en Liber/arte. Leían tres poetas, pero sólo me acuerdo de uno, que era Juan Desiderio. Juan Desiderio lee un texto que se llama La Zanjita. Es un texto tan jugado al fracaso, al punto tal que las “y” suplantan a las “ll”. A mí me pareció magistral la lectura de Desiderio, como si estuviera viendo a Hendrix en 1967, antes de que lo hubieran descubierto otros. Entonces el “fracaso” de Glosa se acopla con la impresión que me causa La Zanjita de Desiderio, que no era en ese momento alguien que pudiera equipararse con Saer. En la lectura, Desiderio parecía poseído por los personajes de su poema, cosa que no es tan importante como volver al texto y descubrir que el autor en efecto estaba poseído por sus personajes al momento de escribirlo. Ese texto me produce una impresión muy fuerte. En Desiderio me pareció encontrar la voz de una tribu, ¿no se reduce a un mero juego de mesa o juego de salón? Después me puse a buscar ejemplos y me respondí que no. Pero lo que sí me pareció es que puede llegar a haber textos que tengan la cualidad de ser la voz de una tribu, y que tal vez son estos textos los que nos causan más impresión que otros textos interesantes pero que no tienen esta cualidad. En todo caso, démosle al texto de Desiderio la cualidad de funcionar como la voz de la tribu y la cualidad, que yo sentí en ese momento, de que el autor me estaba hablando a mí. Esto suena un poco cursi, pero lo que yo detectaba era que Desiderio tenía la capacidad de hablarles a sus contemporáneos de una manera que yo no encontraba en Glosa. O en todo caso, haciendo abuso de una cita muy conocida de Eliot: así hablaría yo si pudiera escribir poesía. Y esto me lleva al tema del habla. En la Tierra baldía hay dos momentos donde surge el tema del habla de una manera que se puede relacionar con Desiderio. Una es cuando hay una cantidad de gente tomando en una casa pública, en un pub, de Londres, y el autor registra la conversación de la gente. Esa es posiblemente la más conocida. Y después hay otra parte en que aparece el tema del habla, cuando una mujer le habla al personaje del poema y el personaje le contesta a la mujer. (Y, sin conocer del todo el tema, creo que esto da lugar a que se llegue a afirmar que su primera mujer de alguna manera le escribe a Eliot la Tierra baldía.) Lo que me parece que vincula a Eliot con Desiderio es que, en ambos casos, Eliot no le da en ningún momento mucho contexto al habla, no pone entre comillas lo que dice su mujer. (En realidad, hay comillas mínimas. Tal vez lo mío sea una expresión de deseo.) Y lo mismo se puede decir de La Zanjita de Desidero: no hay comillas, no hay explicación, no hay contexto para las voces que hablan.
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