Argentinos en Venecia
El 8 de septiembre se inaugura la octava muestra internacional de arquitectura en la Bienal de Venecia. Doce proyectos argentinos se presentan bajo el paraguas del Next y el lema del regionalismo.
Pasado mañana, Jorge Glusberg se toma el avión rumbo a Italia. El director del Museo Nacional de Bellas Artes es nuevamente el curador de la sección argentina de la octava muestra internacional de arquitectura organizada por la Bienal de Venecia, y a partir del 8 de septiembre exhibirá obras de 12 arquitectos que tienen la curiosa característica de no haber sido construidas. “No son fantasías especulativas, son proyectos reales”, explica Glusberg, que los seleccionó por sus valores intrínsecos y no por la trayectoria de sus autores. Lo que el curador buscaba era repercusión, la calidad de ícono urbano que tiene el Guggenheim de Bilbao, el Centro Pompidou de París o el Kunsthal de Rotterdam.
Este concepto es producto de un pedido del curador de la muestra, Deyan Sudjic –director de la revista Domus–, que por algo le dio el nombre de Next (“Próximo”, en el sentido de “lo que vendrá”). Así, la exhibición en el Giardini di Castello y el renovado Arsenal tendrá ámbitos domésticos, el Next Home, de trabajo, el Next Work, de nuevos arquitectos, el Next Generation, y de obra urbana en gran escala, el Next Place. “Nos asociamos a la idea de Sudjic de esta forma: invitamos a 100 arquitectos argentinos a enviar un proyecto no construido que tuviera una calidad de paradigma”, explica Glusberg. “Elegimos doce por su capacidad de estimular el debate sobre diversas temáticas sociales y filosóficas, y por su calidad arquitectónica.” Por ende, esta muestra veneciana exhibirá algunos de los mayores proyectos internacionales en circulación para los próximos años, un muestrario difícil de concebir.
Glusberg también destaca el cambio de lenguaje en la presentación de proyectos, con proyectores de data –lo que antes se llamaba “cañones” de video– y gigantografías. La sección argentina fue diseñada por Bisman y Robles, y será montada por Vilariño, un argentino que vive y enseña en Venecia.
Y entre tanta avanzada y tecnología aparece una noción de vieja data: el regionalismo. Definido por Glusberg como la toma “del lenguaje internacional pero adaptado a las problemáticas locales,” la vida de esta idea se relaciona al pintor uruguayo Pedro Figari, que entre 1915 y 1920 se dedicó a arar el paisaje nuestro cuando en todas las Américas se seguía cada dictado cultural europeo. Esta ya tradición tiene relevancia para el curador porque la arquitectura “es el arte de construir el entorno humano”. Desde una “definición crítica”, Glusberg hizo su selección.
A Venecia están viajando:
La Plaza Buenos Aires Quinto Centenario, de los arquitectos Carlos Berdichevsky y Rubén Cherny, propuesta como un homenaje a la historia de la ciudad.
El proyecto de recuperación de la Estación Constitución, del estudio de los jóvenes Martín Bodas, Rodolfo Manti y Alejandro Anger, un planteo de puesta en valor del edificio ferroviario de 1864.
Los edificios bajo la autopista, de los arquitectos Carlos María Cassano, Alfredo Zubillaga y Juan Carlos Poli, que buscan remediar las cicatrices de las demoliciones en los barrios porteños, recreando una trama urbana perdida.
Las torres El Faro, de los arquitectos Berardo Dujovne y Silvia Hirsch, propuestas como un elegante remate frente al río.
El edificio Club de Estudiantes del campus universidad Siglo 21, una propuesta de Sara Gramática, Jorge Morini, José Pisani y Eduardo Urtubey para crear un edificio “flotante” en Córdoba.
La sede de la Universidad Tres de Febrero, de Miguel Lama y Oscar Soler, una propuesta espacial para el estilo de vida y los usos universitarios.
El parque Punta Mogotes, de Carlos y Jerónimo Mariani, y María Pérez Maraviglia, una renovación de un área esencial en Mar del Plata.
El edificio Ing, del estudio Manteola, Sánchez Gómez, Santos, Solsona y Sallaberry, una propuesta corporativa.
La Torre de la Diputación, de César Pelli, para reunir los dispersos departamentos estatales de Bilbao, España.
La ciudad de las artes de Córdoba, del arquitecto Miguel Angel Roca, una conversión de antiguas barracas de principios del siglo XX en escuelas de arte.
La propuesta para la Universidad Torcuato di Tella, de Clorindo Testa.
El Museo y Parque Paleontológico de la Patagonia, de Gustavo Vilariño, una propuesta para el sitio paleontológico en la estrecha área entre la barda y la ciudad de Neuquén, con un muelle muy renovador.
El próximo destino de las obras de arquitectos argentinos es la Academia Rusa de Arquitectura que preside Alexander Kudryatsev, a la que se enviará una muestra de obras contemporáneas con creaciones de Mario Roberto Alvarez, Amette-Busnelli, Aslan-Ezcurra, Bischof-Egozcue-Vidal, BlinderJanchez, Gerardo Fernández, Jorge Galarregui-Carlos Busso, Grinberg-DwekSartorio-Iglesias, Guzmán-Jaimes, Lier-Tonconogy, Miguel Angel Roca, Silberfaden-Rozenwaser, Turjanksi-Sartori, y Urgell-Fazio-Penedo-Urgell.