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Viernes, 30 de agosto de 2002

Huellas en la ciudad

Los vacíos, los encuentros y las ideas en una ciudad sobreconstruida, según el arquitecto Alfredo Rezzoagli.

Por Matías Gigli

“En menos de cien años, hemos cambiado Las Nereidas de Lola Mora por los muñecos inflables de los McDonald’s, y los parques de Thays por los estacionamientos de los grandes hipermercados.” Con esta cruda reflexión, Alfredo Rezzoagli se introduce de lleno en los temas que motivan su trabajo. La arquitectura está ligada íntimamente a los problemas urbanos, y desde esa óptica interviene en sus proyectos.
Integrante del Grupo Arquitectonika junto con Marcelo y Darío López, Laura Leyt y Mariana Yablon, de reconocida actuación en los últimos concursos que abrieron un rico debate en torno a distintos puntos de Buenos Aires, Rezzoagli aborda el trabajo de arquitecto enmarcado en sus condicionantes de la vida real.
El equipo ganó el primer premio en el concurso nacional de ideas del 2001 para el área de Nuevo Colegiales, un proyecto en el que supieron valorar los espacios vacíos, los puntos de encuentro y la necesidad de concentrar esfuerzos para alcanzar un impacto que dé sentido a la intervención en gran escala.
Mencionar los espacios vacíos no es casual: vivimos en una ciudad hiperconstruida, con un crecimiento sin límites. El Río de la Plata es un recuerdo; para vivirlo hay que hacer un esfuerzo intelectual e ir a su encuentro, de otra manera podemos pasarnos años sin verlo.
¿Cómo generar silencios dentro de esa masa amorfa y voraz? Son necesarios espacios donde poder desarrollar actividades al aire libre y encuentros recreativos culturales.
¿Desde dónde resolver los problemas que plantea la ciudad hoy?
“Es preciso redescubrir nuestros valores, dentro de nuestra geografía y nuestra historia. Para eso es necesario instalar un debate con los modelos exitosos de nuestros maestros: Wladimiro Acosta, Eduardo Sacriste y Vivanco. Es el sentido cultural de la necesidad el que da origen al problema de la arquitectura. Su elaboración crítica obliga a realizar elecciones, fijar un propio orden de prioridades: ello determina un compromiso con la sociedad”, apunta Rezzoagli.

El oficio de arquitecto
¿Cómo hacer, por dónde encarar una búsqueda de una solución?
“Las transformaciones y las puestas en valor requieren de un nuevo corpus de ideas que contemple datos, antecedentes y elementos de la historia del lugar que por mucho tiempo no se han tenido en cuenta. Es que el interpretar las necesidades de la gente es esencial. La arquitectura debe partir de entender los requerimientos de los usuarios. Más con menos.”
Bajo la búsqueda de lo sutil y cotidiano, Rezzoagli esconde el oficio de un diseñador atento a los cambios y transformaciones en el mundo, en el campo del diseño y la tecnología.
El quehacer de arquitecto es alternado con la práctica de la docencia, en la que participa llevando adelante el último nivel de la cátedra de Juan Molina y Vedia. Y es desde allí que parte de una búsqueda teórica para enfrentarse con la praxis.
Ante la crisis, las respuestas no deben pasar por idealizar una archittetura povera sino por generar un nuevo cuerpo de ideas que plantee un modo más justo de ejercer la profesión.

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El premiado proyecto de ideas urbanas para el area de nuevo colegiales, un compendio de ideas para generar nuevos espacios urbanos de calidad.
 
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