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Sábado, 10 de marzo de 2007

EL DISEñO ARGENTINO EN EL MOMA

Argies en Nueva York

El diseño argentino llega al MoMA. Destination: Buenos Aires. New Argentine Design es una selección realizada por el Malba junto al Museo de Arte Moderno de Nueva York que coloca la creatividad local en el podio internacional.

 Por Luján Cambariere

Lo adelantamos el sábado pasado, sorprendidos por los anuncios en el New York Times. Las vidrieras de los MoMA stores se vistieron de celeste y blanco para recibir a una selección argentina. Generalmente todas estas movidas for export son magnificadas en el ámbito local, y en el sur del mundo se hace difícil dimensionarlas. Pero esta vez, hablamos del Times, del MoMA y de sus vidrieras sobre las calles 53 y Spring, corazón de la movida neoyorquina. Además, si quedan dudas, basta cliquear www.momastore.org para constatar. Es que después de tanta promesa incumplida, cuesta imaginar que esta vez sí estén oliendo nuestro cuero, acariciando nuestra arcilla o luciendo joyas hechas con descartes. Piezas que dan cuenta de lo que pasa acá, pero que por fin están allá. Dándoles, además, a nuestros compatriotas que viven en la Gran Manzana la posibilidad de jactarse con ese galardón tan bien ganado de campear las crisis con creatividad. Y esto sí que es identidad.

Patriada Malba

Vale aclarar que llegar a otros museos y sobre todo al MoMA fue el sueño de siempre de Eduardo Constantini (h.) y de Arturo Grimaldi, director ejecutivo y responsable del área de diseño del Malba, respectivamente. Esas metas por las que se siembra (en este caso mediante encuentros varios con Kathy Thornton-Bias, responsable de las tiendas de Nueva York y un trabajo posterior de más de un año entre las dos instituciones) y apuesta pero no se sabe cuándo se cosechará. Hoy, sin embargo, comienzan a dar los primeros frutos. Hasta abril los retails exhibirán y tendrán en venta cuarenta objetos de doce diseñadores argentinos. Leo Battistelli, María Boggiano, Hermanos Estebecorena, Humawuaca (Ingrid Gutman), Lola Goldstein, Francisca Kweitel, Laboratori (Gonzalo Arbuti y Marcelo Federico), Marina Massone, Marcelo Mazza, Perfectos Dragones (Leticia Churba, Debora Hirsch, Matías Zuckermann y Mara Zuckermann), Sopa de príncipe (Verónica Andrea Longoni), y Vacavaliente (Pedro Reissig, Leandro Laurencena, Maximiliano Cifuni). Además, los objetos seleccionados se presentan en Tiendamalba, replicando la propuesta, de la que eufórico, Grimaldi, da cuenta a M2:

–¿Cómo fue la selección?

–La primera aproximación fue trabajar en categorías –hogar, escritorio, accesorios, joyería y niños–. Con la premisa de focalizarse en la exploración de nuevos usos de materiales y una actitud autóctona ante el diseño, lenguajes y sistemas constructivos propios de nuestra cultura. Por otro lado, debía priorizarse a aquellos diseñadores cuya producción representara un equilibrio entre calidad y cantidad.

–¿Cuáles eran los preconceptos frente a una producción argentina?

–Ellos nos identifican básicamente con el cuero, que claramente que no podía faltar. Una lectura que obviamente no es errónea, pero no excluyente. Después había algo que a mí me interesaba, que era poder mostrar la cuestión artesanal de algunos accesorios y joyería que ellos veían muy crafty, pero que para mí tiene el valor de la reelaboración. Todo eso se discutía mucho y fue riquísimo para nosotros el intercambio.

–¿Qué otras cosas les interesaban?

–Una búsqueda entre lo geométrico y lo autóctono. Por ejemplo, los collares de Massone. Cómo troquela el cuero y lo manejaba como una trama. También eso de llevar el cuero hacia lo lúdico con un trabajo morfológico muy fuerte como el de Vacavaliente. Básicamente los nuevos usos de materiales que tienen que ver con esa reelaboración de lo local. Boggiano que rescata el pañolenci y Battisteli, la arcilla del Paraná.

–¿Y qué es eso de “actitud autóctona”?

–Ese término pertenece a Pedro Reissig y juega en cierto modo con el gran mito de la identidad argenta que siempre se le exige al diseño. Y que hoy pasa por una geotecnología. Buenos Aires, si querés, está en una situación pampeana con un vínculo con la vaca súper estrecho y eso, por ejemplo, se manifiesta.

–¿Con qué podemos competir?

–Para mí nuestro fuerte está en lo que los europeos llaman “objetística”. No es diseño industrial sino de objetos. Una nueva rama que resulta interesante económicamente.

–Hablás de que una condición era el equilibrio entre calidad y cantidad...

–Sí, muchos se caían por eso. Y en otros casos, como el de Lola Goldstein, les fue muy útil porque a partir de esta convocatoria revió su forma de producción.

–¿Ahora qué sigue?

–Que guste, se venda y que el vínculo con el MoMA se siga consolidando. En lo personal es una satisfacción enorme haber podido empezar un proyecto y que concluya superando las expectativas.

–¿Esto puede ser un trampolín para el diseño argentino a las salas del museo?

–Ojalá. Por supuesto es un comienzo que tiende a eso. Eduardo siempre tuvo claro esto de cruzar fronteras para fomentar y difundir las producciones culturales de la región. Y creo que esto es merecido y fruto de una apuesta desde el inicio a expresiones que los museos no están muy acostumbrados a desarrollar, como el cine, la literatura y el diseño.

* Tienda Malba: Figueroa Alcorta 3415. MoMA: 11 West 53 Street y 81 Spring Street, Nueva York.

Perlitas Made in Argentina

En la categoría Hogar: las bandejas en porcelana Verbano hecho con caolines de la Patagonia de la colección Plast de Leo Battistelli y el salero con patas en arcilla natural proveniente de la provincia de Santa Cruz de Lola Goldstein.

En Escritorio, las mascotas de Pedro Reissig y la troupe Vacavaliente –el canguro o el chanchito– en cuero reciclado.

En Accesorios, las carteras en pañolenci de María Boggiano y la mochila BKF de Ingrid Gutman para Humawaca en cuero natural vacuno y gamuza.

En Joyas: los collares de goma siliconada de Perfectos Dragones y los de discos de goma y uniones de plata de Francisca Kweitel.

En Niños: los monstruitos en algodón y lana de Sopa de Príncipe.

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