Apuesta al patrimonio
Bettina Kropf está a cargo de la restauración del Palacio La Prensa, un edificio de valor simbólico tratado con conceptos lejanos, muy lejanos al reciclado.
Por Matías Gigli
lLa vivencia de tres grandes ciudades americanas: Córdoba, La Habana y México D.F. y la marca de una pequeña joyita, Guanajuato, le fueron suficientes a Bettina Kropf para comprender lo delicado que es intervenir en áreas de protección histórica. Arquitecta, cordobesa, dueña de un Master de Arquitectura con especialidad en restauración de monumentos de la Universidad Autónoma de México, es actualmente la responsable de llevar adelante la puesta en valor y actualización tecnológica del Palacio La Prensa. Un edificio singular que llegó a compartir el encanto de un palacio porteño –con exquisitas decoraciones y finas marqueterías, un ascensor individual y una sala de esgrima en el último nivel– con la redacción e imprenta del diario.
Esta intervención, lejos de conceptos como los de reciclaje o los de refuncionalización, está siendo restaurado y puesto en valor por parte de artesanos especialistas en las diversas materias, ellas comprenden a vitralistas, especialistas en técnicas de murales, frentistas y ebanistas entre otras disciplinas.
Ciento cuatro años cumplidos tiene el Palacio que José C. Paz encargó a los arquitectos Carlos Agote y Alberto de Gainza para albergar a la redacción del diario. Este edificio, tal como era la modalidad en su época, tiene una fachada proyectada en Francia con ornamentos y elementos que la componen traídos especialmente.
El magnífico emplazamiento a metros de la Plaza de Mayo, sobre la avenida que vincula la Casa de Gobierno con el Congreso de la Nación, define una época y una Argentina.
A casi cien años de construido, el edificio tuvo la suerte de ser comprado por el Gobierno de la Ciudad y salvarse de una vejez indigna. Hoy es la Casa de la Cultura y en él conviven actividades administrativas y eventos culturales.
Arriba, iluminando el porvenir, inclinada y con una gran bocha de luz, la señora del farol tal como es nombrada esta exquisita escultura fundida en bronce por Thiébaut, en París, sobre diseño de Bouval, es símbolo del Palacio y recibe el afecto de todos los que alzan la vista.
Es por ella y para que no llueva dentro del patio central, que se está efectuando una reparación a fondo de la estructura metálica, mecanismos y vidrios de la claraboya central.
Los pisos del hall de acceso, en partes realizados con teselas de piedras naturales y en otra con calcáreos, fueron reparados teniendo como premisa intervenir en el área afectada sin involucrar a las partes del solado que aún se conservan en buen estado.
El sótano, en donde se desempeñaban tareas netamente industriales, ha sido recientemente inaugurado como Sala de Exposiciones. Es un sitio con misterio, no tiene ventanas, extraño espacio bajo tierra.
En otro sector de los niveles bajo tierra la biblioteca, que aún puede ser consultada, tiene un clima totalmente diferente, estantes y revestimientos de maderas oscuras mantienen el encanto del diario de principios de siglo.
La lucha contra la indiferencia
Como se sabe, el agua, el monóxido de carbono y la indiferencia son los enemigos de los edificios que pretenden vivir más de un siglo. Carlos Agote y Alberto de Gainza conocen los sinsabores de perder en manos de la piqueta y la incomprensión de las nuevas generaciones gran parte de su obra: la magnífica rambla de Mar del Plata, la extraña esquina del Club Mar del Plata, el Banco Español del Río de la Plata recientementedestruido, poco tiempo antes del último invento argentino llamado “el corralito”, son parte de una gran obra construida a lo largo de los años y destruida en pocos días.
El Palacio La Prensa es una alegre excepción.